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Migrantes indocumentados de Chicago presionan al gobierno federal por permisos de trabajo: '¿Por qué nosotros no?'

Por 29 de abril de 202414 de mayo de 2024Trabajo, Organización, Tendencias

Mientras los migrantes los recién llegados reciben autorización para trabajar, muchos migrantes indocumentados salen de las sombras y exigen permisos de trabajo luego de esperar durante décadas.

Max Herman/Borderless Magazine
Manifestantes se reunieron el 9 de marzo de 2024 afuera del Instituto Arturo Velázquez para expresar su apoyo a que se otorguen permisos de trabajo para todos
Por 29 de abril de 202414 de mayo de 2024Trabajo, Organización, Tendencias

Mientras los migrantes los recién llegados reciben autorización para trabajar, muchos migrantes indocumentados salen de las sombras y exigen permisos de trabajo luego de esperar durante décadas.

Estela Gamino cuidaba a sus hijos mientras brincaban en los sofás grises del interior de su apartamento ubicado en el norte de Chicago.

"Él (dice refiriéndose a su hijo), recién se inscribió a deportes.Mi otra hija, se queda para... la banda", dijo Gamino, poco después de pasar por ellos luego de los programas extraescolares. 

Gamino se acuerda que de niña no pudo participar en estos programas. Su madre siempre estaba trabajando, buscando salir adelante en Estados Unidos. 

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"Desde que tuve a mis hijos, siempre pensé: Voy a involucrarme de verdad", dijo la madre de 33 años de edad. 

Ahora, esta madre de seis hijos hace lo que puede para dar a sus hijos todas las oportunidades como le sea posible. Pero su situación como indocumentada  — y no poder trabajar legalmente en el país — ha hecho que cumplir su promesa sea todo un reto. 

"Orgullosamente, siento que me he esforzado que ellos puedan tener un buen futuro", dijo. "Y quiero que sean exitosos".

Mientras que los nuevos migrantes reciben permisos de trabajo del gobierno federal, muchos migrantes indocumentados como Gamino, que han estado en este país durante generaciones, ya no temen salir de las sombras. Por el contrario, están impulsando un movimiento que exige permisos de trabajo para todos los migrantes.

En los últimos seis meses, el movimiento ha cobrado fuerza en Chicago y en todo el país, con inmigrantes que llevan mucho tiempo pidiendo al Presidente Joe Biden que tome medidas que tengan un impacto duradero en sus vidas. 

"Siento que nos van a poner atención y que quizá haya un cambio", agregó Gamino.

'Merecemos un poco de esperanza'

Hace casi dos años, el gobernador de Texas Gregg Abbott, y otros líderes republicanos empezaron a enviar migrantes en autobuses y aviones a ciudades lideradas por demócratas. Desde agosto de 2022 han llegado a Chicago más de 39,000 migrantes, la mayoría originarios de Venezuela. La maniobra política se realizó poco después de que Chicago recibiera a 30,000 refugiados ucranianos tras la invasión rusa en Ucrania.

La oleada de recién llegados ha presionado al gobierno federal para que actúe. En septiembre pasado, la administración del presidente Joe Biden amplió su programa de permisos de trabajo, conocido como Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), para más de 470,000 venezolanos.

En el proceso, la ampliación del TPS ocasionó críticas por no tener en cuenta a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que han estado viviendo, trabajando y pagando impuestos, todo mientras son excluidos de cualquier beneficio. Según el Pew Center, se calcula que unos 400,000 no ciudadanos viven en Illinois. 

"El Congreso realmente tiene que liderar en este momento", dijo el alcalde Brandon Johnson en una reciente mesa redonda de apoyo a la campaña de permisos de trabajo. "Vamos a seguir instando al presidente Biden a que utilice todas las herramientas que estén a su disposición para apoyar a nuestros recién llegados y residentes indocumentados".

El presidente tiene que "extender las mismas oportunidades económicas a nuestros hermanos y hermanas indocumentados que han estado aquí durante mucho tiempo para beneficiar aún más a nuestras comunidades, para empoderar a los migrantes para que puedan construir una vida mejor aquí", dijo Johnson.

El alcalde Brandon Johnson habla con los medios de comunicación tras una mesa redonda en apoyo de una campaña a favor de permisos de trabajo para todos realizada el 4 de abril de 2024.Max Herman/Borderless Magazine

Los obstáculos para obtener permisos de trabajo y otros programas federales son algo que Gamino conoce muy bien. 

En 1992, Gamino llegó de niña desde Michoacán, México. Su situación de indocumentada le ha impedido trabajar legalmente y cumplir otros objetivos como tener una casa y dar a sus hijos una mejor educación.

"Es difícil criarlos cuando quiero una buena vida para ellos", comentó Gamino. "Es difícil para mí... Siento que tengo todos estos obstáculos delante de mí sólo porque no tengo el número [de seguro] social". 

Gamino no está sola en esta frustración. Ha escuchado historias similares de otros migrantes indocumentados de muchos años como navegante de la comunidad para el Resurrection Project, grupo comunitario que aboga por los permisos de trabajo.

"Es una locura y la gente [se pregunta]: '¿Por qué nosotros no?"", agregó.

A pesar de estas frustraciones, Gamino dijo que personas de todas las generaciones y familias de estatus mixto se están "uniendo a esta acción" después de haber sido testigos de la rapidez con la que  en septiembre el presidente Biden amplió el TPS a los venezolanos. 

Gamino y otros han puesto la responsabilidad de los permisos de trabajo en manos de Biden. 

Aun así, reconoce que el programa de permisos de trabajo tiene sus limitaciones. Sin una vía completa hacia la ciudadanía, la gente continuará temiendo que un día tengan que dejar atrás todo lo que vinieron a sacar adelante, señaló Gamino. 

Al menos por ahora, un permiso de trabajo es "el paso más importante" para los indocumentados que luchan por mantenerse a sí mismos y a sus familias, dijo Gamino. "Siento que hemos hecho tanto. Merecemos al menos un poco de esperanza".

Estela Gamino y sus hijos en la sala de su apartamento ubicado en el norte de la ciudad, el 4 de abril de 2024.Max Herman/Borderless Magazine

Un limbo permanente 

Lisa Koop, Directora Nacional de Servicios Jurídicos del Centro Nacional de Justicia para los Inmigrantes, reconoce que el TPS no es una solución a largo plazo. 

El programa ofrece 18 meses de trabajo temporal, pero no proporciona una vía para la residencia permanente o la ciudadanía. No lleva "adecuadamente" a las personas hacia la seguridad, la protección, la permanencia o la estabilidad, destacó Knoop.

"Incluso cuando el TPS se renueva durante años y años, que es lo que hemos visto en el contexto de algunas nacionalidades, es una especie de limbo permanente", describió Koop. 

Más de 470,000 inmigrantes venezolanos han podido solicitar permisos de trabajo, pero otros miles que llegaron después del 31 de julio no son elegibles. En Chicago, sólo una pequeña parte de los recién llegados han recibido permisos de trabajo a principios de año, según CBS.

Los migrantes venezolanos que llegan a Chicago son algunos de los más de siete millones que han abandonado su país desde 2014 en busca de asilo y escapar de lacrisis económica. En los últimos 15 años, las sanciones de Estados Unidoscontra el gobierno de Venezuela han agravado la inseguridad alimentaria y la inflación, según el El Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés).

Oscar A. Chacón, director ejecutivo de Alianza Américas, organización sin fines de lucro centrada en la educación sobre migración, señaló que las sanciones económicas y las políticas de seguridad impuestas por Estados Unidos a Venezuela habían dejado a la gente "sin otra opción que huir para salvarse". 

Fuera de los refugios de toda la ciudad, decenas de migrantes han dicho a los reporteros de Borderless que están buscando trabajo para salir de los refugios y construir una vida mejor para sus familias. 

A mediados de noviembre, Pedro Barrueta llegó de Caracas (Venezuela) a Estados Unidos con sus tres hijos y su esposa en busca de estabilidad económica. Llegaron después del 31 de julio y no pueden solicitar el TPS. Mientras tanto, esperan su primera audiencia de asilo en 2026.

Desde el otoño pasado, la familia ha estado viviendo en el refugio de migrantes más grande de Chicago, que ha estado envuelto en la controversia en medio de preocupaciones acerca de las condiciones de vida inhumanas, la muerte de un niño de cinco años por septicemia y un brote de sarampión.

Barrueta dijo que su hijo menor fue enviado recientemente a un hospital cercano y atendido por sarampión. La estancia en el hospital fue la primera vez que su hijo pudo dormir en una cama desde que llegó al país hace cinco meses.

"No tienen su intimidad, no tienen su espacio... Es algo que anhelan", dijo Barrueta en español.

Pedro Barrueta llegó a Estados Unidos con sus tres hijos y su esposa desde Caracas (Venezuela) en noviembre pasado.Max Herman/Borderless Magazine

Barrueta dijo que su hijo "por fin" pudo tener el descanso que necesitaba. "Está tranquilo, está relajado. Lo necesita; es un niño pequeño".

Barrueta, quien era técnico de aire acondicionado en Venezuela, espera encontrar un trabajo para dar a su familia algo más que un lugar donde dormir. 

"Vine a este país a trabajar; vine a este país para darle a mis hijos un futuro mejor...", dijo. "Vine para darles una educación mejor y una vida más sana".

'Hemos esperado décadas por una oportunidad'

Aunque la medida de ampliar los permisos de trabajo ha sido bien recibida por muchos, algunos migrantes de muchos años se han sentido ignorados por el gobierno federal.

El congresista estadounidense Jesús "Chuy" García, cuyo distrito en Illinois representa mayoritariamente a los migrantes, dijo a la agencia AP el otoño pasado que la expansión federal de los permisos de trabajo había creado "tensiones y confusión", especialmente para los migrantes que han esperado durante décadas para obtener permisos de trabajo o un camino hacia la ciudadanía.

A principios de abril, García y otros representantes pidieron al presidente Biden que ampliara las autorizaciones de trabajo y estableciera permisos adicionales para cónyuges indocumentados, "Dreamers" y trabajadores de muchos años que hayan pagado impuestos. 

"Implementar esta política beneficiaría a los trabajadores de todo el país", afirman los legisladores en una carta al Presidente. "Los permisos de trabajo legales protegerían aún más a los inmigrantes de la explotación y les permitirían buscar empleos que vayan de acuerdo con sus habilidades, fomentando así mejores condiciones laborales".

La crisis humanitaria también ha frustrado a algunas comunidades negras y latinas de Chicago que llevan mucho tiempo sintiendo la desinversión sistemática de la Municipalidad en sus barrios. Ha sido un punto de conflicto con respecto a los fondos destinados a servicios para migrantes y a la ubicación de un refugio en una escuela cerrada de la escuela Woodlawn y un refugio abandonado en Brighton Park.

La concejala Julia Ramírez (12)  en cuyo distrito se encuentra el refugio que fue descartado, dijo que muchos de los residentes sienten un "verdadero temor" de ser desplazados por los recién llegados. 

A otros les preocupaba que no se les asignaran recursos. La gente piensa: "¿Y yo qué?", explicó Ramírez.

El alcalde Johnson intentó aliviar algunas de esas frustraciones, diciendo a los residentes que estaba comprometido con las comunidades negras de Chicago, con los migrantes de toda la vida y con los recién llegados. 

"Sé que las crisis humanitarias siguen poniendo a prueba y presionando a nuestra ciudad, pero no podemos renunciar a nuestro compromiso con las comunidades de migrantes y hay fuerzas que también buscan dividirnos; eso no pasará en mi turno. Hay suficiente para todos", afirmó Johnson.

Una generación joven ayuda a impulsar un movimiento 

En el exterior del Instituto Arturo Velázquez, ubicado el corazón de Chicago, cientos de manifestantes portaban pancartas y hacían eco sus demandas de permisos de trabajo. 

"¿Qué queremos? ¡Permisos de trabajo!", gritaban. 

Entre la multitud estaba Ingrid, una estudiante de 21 años de la Dominican University. Sus preocupaciones ensombrecen su sueño de convertirse en maestra de historia porque no tiene de permiso de trabajo. 

"No puedo ser la representación que necesitarán mis alumnos si no puedo poner un pie en el salón", dijo Ingrid, que tenía dos años cuando llegó a Estados Unidos.

Tras muchos años de frustraciones "reprimidas" por su condición de indocumentada, Ingrid se unió al grupo juvenil Fuerza del Sol para abogar por permisos de trabajo federales.

Ingrid, estudiante de la Dominican University y quien llegó a Estados Unidos cuando era niña, está presionando para conseguir permisos de trabajo federales. Max Herman/Borderless Magazine

En el centro de su defensa está el deseo de que otros que no son ciudadanos tengan la libertad de viajar a su país de origen y ver a sus seres queridos, una oportunidad que ella nunca tuvo cuando falleció su abuela hace tres años. 

"No pude asistir a su funeral... El último abrazo que tengo con ella, lo tengo fotografiado y fue cuando yo era un bebé; no recuerdo ese abrazo", dijo.

Frecuentemente se ha sentido atrapada por no poder viajar desde y hacia México. Pero en este momento, rodeada de otros, tiene esperanza. 

Ingrid ha instado a los jóvenes a "implicarse en algo más grande que uno mismo".

Al fin y al cabo, "no es sólo para nosotros o para la familia y los amigos. Es para millones de personas. Es para vidas futuras".

Este artículo forma parte del proyecto Migrant Crisis Reporting Project, posible gracias a una subvención de Healing Illinois, una iniciativa del Departamento de Servicios Humanos de Illinois y la Field Foundation of Illinois que pretende impulsar la curación racial mediante la narración de historias y la colaboración comunitaria.

El proyecto responde a la actual crisis migratoria, en la que más de 39,000 migrantes han sido trasladados en autobús o avión a Chicago desde agosto de 2022.

Gestionado por Public Narrative, este proyecto recurrió a dos medios de comunicación locales para realizar una cobertura informativa impactante sobre las disparidades y tensiones dentro y entre las comunidades diversas de Chicago, manteniendo al mismo tiempo la independencia editorial.

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