Emily Soto para Borderless MagazineUn grupo de Facebook del área de Chicago acepta donaciones de bicicletas, cascos y candados para los refugiados afganos recién llegados.
Era una soleada tarde de sábado cuando Yahya Nazari, de 14 años, y su tío Mohammad Aimal entraron en el patio trasero de la casa de Natalie Moore Topinka, en los suburbios de Evanston. Sus ojos apuntaban al suelo mientras saludaba en silencio a Moore Topinka y a su padre, Scott Moore. Su tío le animó a avanzar y los Moore le dieron la bienvenida al patio, que estaba lleno de una larga hilera de bicicletas de todos los tamaños y colores. Fue entonces cuando los ojos de Nazari se alzaron y se llenaron de emoción. Se fijaron en una elegante bicicleta negra que parecía tener el tamaño justo. Caminó directamente hacia ella y agarró las asas sin dudarlo.
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Nazari es uno de los más de 50 niños refugiados que han recibido una bicicleta gratuita del dúo padre-hija desde marzo de este año.
"Ahora, con esta bici, voy a las tiendas cercanas a por comida para la familia de mi tío, y pedaleo por los senderos del parque con mis amigos", dice Nazari, que llegó a Estados Unidos desde Afganistán tras la toma del poder por los talibanes. Ahora vive con su familia en el North Side de Chicago.
Moore Topinka y su padre pusieron en marcha la operación después de que ella ayudara a acoger a una familia de refugiados a través de la Grupo de Facebook de la Conexión con la Comunidad de Refugiados (RCC). Moore arregló una bicicleta para el padre de la familia, que pensaba utilizarla para ir a trabajar.
En marzo, se pusieron en contacto con Dana Smith, otro miembro del RCC que lleva desde noviembre coordinando las reparaciones y donaciones de bicicletas para los refugiados. El garaje de Smith está lleno de bicicletas donadas por la comunidad, Working Bikes en el barrio Pilsen de Chicago y The Recyclery Collective en el barrio Rogers Park. Con tantas bicicletas que reparar, Smith pidió a Moore Topinka que se encargara de todas las donaciones de bicicletas para niños.
Smith, que trabaja para el Departamento de Agricultura de Estados Unidos coordinando programas de ayuda alimentaria, dedica varias horas a la semana a arreglar bicicletas después del trabajo. Además, recibe un flujo constante de donaciones, distribuye bicicletas, organiza voluntarios y atiende nuevas solicitudes a través del grupo de Facebook.
"La administración y la coordinación suponen mucho más trabajo que el propio arreglo de las bicis", explica Smith, que empezó a reparar bicis como voluntario de The Recyclery en 2019. Ahora el colectivo le suministra bicicletas y cualquier pieza necesaria para las reparaciones.
Varios meses después, se sigue corriendo la voz sobre el sorteo de bicicletas y los voluntarios reciben regularmente donaciones de bicicletas del público.
La mayoría de las donaciones proceden de familias a cuyos hijos hace tiempo que se les quedaron pequeñas las bicicletas, explica Moore, que trabaja en las reparaciones en su casa, justo enfrente de la de su hija. Algunas de las bicicletas llegan en buen estado, pero otras necesitan piezas nuevas para garantizar que la bicicleta es segura y funciona correctamente. Esto significa revisar las cadenas, los pedales y las ruedas, y asegurarse de que la bicicleta tiene reflectores de seguridad. En algunos casos, Moore paga las piezas nuevas de su propio bolsillo.
"Quiero que tenga un aspecto presentable", dice Moore. "Hago mucho trabajo cosmético, tratando de llevarlo hasta donde un niño se sienta atraído y orgulloso de él".
Todos los que recogen una bicicleta reciben también un candado y un casco, que según Moore Topinka es la parte más importante. Sin ellos, los niños y sus nuevas bicicletas no estarían seguros. "Es muy bonito dar a un niño su propio casco nuevo y dejarle elegir el color. Se sienten muy orgullosos de llevarlo", afirma.
Pero como estos artículos suelen pasar desapercibidos para los donantes, Moore Topinka suele hacerse cargo ella misma de esos gastos. Dijo que para las personas que desean ayudar, las donaciones de cascos y candados son una forma fácil de participar y se necesitan más que las bicicletas.
Moore Topinka y su padre ya eran ávidos ciclistas mucho antes de encontrar el grupo de Facebook del RCC. Esperan que los refugiados que ahora pueden montar en bici, algunos por primera vez, disfruten tanto como ellos.
Moore hizo referencia a una cita del escritor Arthur Conan Doyle expuesta en la pared de su dormitorio:
"Cuando los ánimos están bajos, cuando el día parece oscuro, cuando el trabajo se vuelve monótono, cuando la esperanza apenas parece merecer la pena, monta en una bicicleta y sal a dar una vuelta por la carretera sin pensar en nada más que en el paseo que estás dando".
Saleha Soadat colaboró en la elaboración de este artículo. Este artículo se publicó en colaboración con la Universidad DePaul.
Nota del editor 15/6/22: Saleha Soadat, compañera reportera de Borderless Magazine, recibió una bicicleta gracias al grupo de Facebook Refugee Community Connection.
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