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Refugiada afgana recuerda cómo sobrevivió a una bomba y huyó de Afganistán

Contada a 28 de mayo de 202417 de junio de 2024As Told To, Política de inmigración, Staff pick, Trending, Visuales

Nekbahkt, afgana hazara y doblemente amputada, se vio obligada a huir de Afganistán dejando atrás a su marido y a su hermano discapacitado. Ahora espera reunirse con su marido.

Mustafa Hussain para Borderless Magazine
Nekbahkt es un doble amputada que se vio obligada a huir de Afganistán y que ahora vive en Chicago.
Contada a 28 de mayo de 202417 de junio de 2024As Told To, Política de inmigración, Staff pick, Trending, Visuales

Nekbahkt, afgana hazara y doblemente amputada, se vio obligada a huir de Afganistán dejando atrás a su marido y a su hermano discapacitado. Ahora espera reunirse con su marido.

Esta historia contiene una referencia al suicidio. Si tú o alguien que conoces está en crisis, llama o envía un mensaje de texto a la Línea de Ayuda contra el Suicidio y las Crisis al 988. Puedes encontrar proveedores locales que ofrecen servicios de salud mental gratuitos o a bajo costo aquí.

Nekbahkt es una afgana de 33 años que vive sola en Chicago tras sufrir una doble amputación.

Durante años, tuvo que aprender a desenvolverse sola en la vida tras perder a la mayor parte de su familia en un atentado suicida. Después de conocer al amor de su vida y casarse,  en agosto de 2021 su vida dio otro giro tumultuoso cuando Estados Unidos se retiró de Afganistán y los talibanes tomaron el poder. Escapó y está construyendo una nueva vida en Chicago, pero espera reunirse con su marido.

La toma del poder por los talibanes marcó un antes y después para los afganos como Nekbahkt, que se han enfrentado a la represión de los derechos de la mujer, el desplazamiento y la separación familiar.

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Más de 120.000 civiles afganos evacuaron el país en agosto de 2021. Un esfuerzo federal denominado Operación Aliados Bienvenidos evacuó a 76,000 afganos a Estados Unidos. Más de 2,500 refugiados afganos viven ahora en Chicago.

Nekbahkt se instaló en Chicago con la ayuda de RefugeeOne, organización sin fines de lucro que atiende a refugiados e inmigrantes de todas las edades y procedencias. La agencia ayudó a unos 500 afganos a encontrar vivienda, empleo, asistencia médica y servicios jurídicos e imparte clases de inglés.

La organización ayuda a Nekbahkt con una gestión intensiva de su caso debido a su discapacidad. El apoyo del grupo garantiza que siga recibiendo los servicios médicos que necesita, como prótesis actualizadas y un sistema comunitario de apoyo.

Borderless Magazine conversó con Nekbahkt sobre los acontecimientos que cambiaron su vida, su huida de Afganistán y su fortaleza ante la adversidad.

Mi familia era pobre, pero tuvimos suerte. Mis padres cuidaban de mí y de mis hermanos y nos motivaban para que estudiáramos. Mi familia es de la provincia de Ghor, en el centro de Afganistán, donde hace demasiado calor. Por el clima, mi familia decidió ir a la provincia de Herat. 

En 2007, Hamid Karzai era presidente de Afganistán y en ese entonces los atentados suicidas iban en aumento en todo el país. Un día, de camino a Herat, explotó una bomba suicida en un puente. 

Perdí a mi madre, a mi padre y a mi hermana. 

Me llevaron inmediatamente al hospital de urgencias de Kabul. Sobreviví, pero perdí las manos y parte de los brazos. Mi hermano sobrevivió, pero también quedó discapacitado. La gente siempre me preguntaba: "¿Cómo vas a vivir?". Me decían que mejor me hubiera muerto. 

Tuve una vida bastante difícil; una vez intenté suicidarme.

Fue difícil aceptar que era discapacitada. Sin embargo, acabé descubriendo una organización local llamada Centro Comunitario para Discapacitados (CCD, por sus siglas en inglés). Ayudaba a las personas discapacitadas a encontrar trabajo, a recibir educación y a adaptarse a su estilo de vida. Cuando llegué allí, vi a otras personas que también habían perdido las piernas y las manos. Ver la gravedad de sus enfermedades me hizo olvidar mi propio dolor. 

Cuando me uní al CCD, seguí estudiando Ciencias Políticas. Al final conseguí un trabajo a medio tiempo con ellos como activista ayudando a la organización a ampliar la financiación de programas y a aumentar el número de donantes. 

Nekbahkt sobrevivió a la explosión de una bomba suicida en Afganistán en 2007, pero perdió los brazos y a varios miembros de su familia.Mustafa Hussain para Borderless Magazine

Conocí a mi marido mientras tomaba clases de inglés en otra organización musulmana en 2019. Él estaba interesado en mí, pero era difícil confiar en los hombres debido a mi condición. Escuché muchas historias de otras mujeres con discapacidad que experimentaron traumas en sus relaciones. Todo esto hizo que me resultara muy difícil plantearme el matrimonio. 

Aun así, él quería un futuro conmigo, así que establecí algunas reglas y expectativas sobre cómo sería nuestro futuro juntos. Su madre no estaba de acuerdo con nuestra relación, pero finalmente en 2020 nos comprometimos y en junio de 2021 celebramos una pequeña boda. 

Planeábamos trasladarnos a Tayikistán, abriendo un expediente en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, por sus siglas en inglés). Pero las cosas no resultaron.

Después de nuestra boda, fuimos inmediatamente a Kabul. Por aquel entonces, los talibanes habían empezado a tomar provincias, pero aún no se habían apoderado de la capital. Pero poco a poco se fueron acercando a Kabul y la situación empeoraba cada día. No encontrábamos hotel, así que nos quedamos con mi compañera de trabajo y su familia. Pero al final no pudimos quedarnos por mucho tiempo. 

Tuvimos que escondernos de los talibanes; no podía ir sola a ningún sitio.

Animé a mi marido a regresar a nuestra casa en la provincia de Balkh y a idear planes de huida cuando la situación mejorara. Ese momento nunca llegó. 

Regresó a Balkh y fue entonces cuando los talibanes tomaron el control. Me resultaba muy difícil comunicarme con él y con mis compañeros. No podía encontrar tarjetas telefónicas para hacer llamadas ni usar Internet. Pasamos menos de tres meses juntos como una pareja casada. 

Después que los talibanes tomaran el poder, mis compañeros de trabajo se pusieron en contacto con la Fundación Yalda Hakim; estaban evacuando a afganos. Me dijeron que me reuniera con ellos en un hotel donde me cuidarían y me ayudarían a evacuar a Qatar. Estuve allí tres días. Inmediatamente llamé a mi hermano y a mi marido. Mi hermano me dijo: "Siempre tomas buenas decisiones. Sabes lo que hay que hacer". 

Cuando llegué al hotel y vi mi nombre en la lista, me asusté mucho. Pero al ver a otros afganos conmigo, me sentí mejor. Llamé a mi marido para decirle que estaba a salvo. Nos metieron a unos 18 en un autobús pequeño y nos llevaron al aeropuerto de Kabul. Cuando llegamos al aeropuerto, le dije a alguien que era discapacitada y que necesitaba que mi marido estuviera conmigo. Pero me instaron a irme sin él y [me dijeron] que podría conectar a mi marido en un próximo vuelo. 

Después de dejar Qatar, me fui a Albania durante siete meses. Durante nuestra estadía allí, nos trataron muy bien. 

Finalmente, recibí el estatus de libertad condicional humanitaria de EE.UU. 

Primero llegué a Virginia, pero quería estar rodeada de otros afganos. Supe que Chicago tenía una comunidad afgana, concretamente la comunidad hazara, que es mi grupo étnico. Llegué a Chicago en mayo de 2022. Algunos miembros de la comunidad hazara fueron informados de que vendría a Chicago, así que organizaron un grupo de mujeres para que me cuidaran. Han sido de gran ayuda.

La vida como mujer discapacitada sigue siendo difícil. Por ejemplo, vivo sola y no puedo abrir la puerta. Tengo que esperar a que alguien me abra. 

Tengo amigos que me ayudan. Pero en la entrada del edificio no hay timbre ni campana para abrir la puerta a los invitados, así que tengo que subir y bajar las escaleras. Así que he dado a algunos amigos copias de las llaves, pero sólo puedo dárselas a algunos. 

Mi caso de asilo ha sido aprobado recientemente y puedo solicitar la residencia permanente ("green card") dentro de un año. Espero poder reunirme con mi marido. A él le aprobaron la entrada en EE.UU. en marzo, pero no sé cuándo podrá venir. 

Mi hermano, que recibió un golpe en la cabeza a causa de la explosión, también está discapacitado, así que pienso traer a mi hermano aquí después que venga mi marido. 

Ahora que me he acostumbrado a mi nueva vida, quiero seguir estudiando y espero tener algún día un trabajo como intérprete. 

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