Durante una noche, la Orquesta Sinfónica de Chicago y la Coalición de Refugiados de Chicago convirtieron las historias inspiradoras de los migrantes en un viaje musical para sensibilizar sobre la actual crisis migratoria.
Faiza Haider creció en Kenia.
Uno de los recuerdos más entrañables de su infancia eran sus paseos nocturnos en automóvil, escuchando música de Bollywood con su padre en las afueras de la ciudad. "Papá ponía su música antigua en el auto y, a la luz de la luna, se veían los ojos hermosos, brillantes y relucientes de la fauna", recuerda Haider.
Haider vive ahora en Chicago y tiene hijos adultos, pero su corazón sigue en Kenia. "Cuando escucho una canción de ese estilo, me lleva a directamente a ese recuerdo".
Para Haider, la música puede tender puentes entre diferentes orígenes y crear alegría universal. Esa es una de las razones por las que estaba deseosa de formar parte de la colaboración de la Orquesta Sinfónica de Chicagocon la Coalición de Refugiados de Chicago (CRC, por sus siglas en inglés)el mes pasado. La asociación reunió a músicos y refugiados para crear música y dar a conocer sus historias de inmigración en un espectáculo de una noche.
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En una soleada tarde de sábado en el centro de Chicago, becarios de la Orquesta Sinfónica de Chicago y miembros de la organización musical sin fines de lucro Irene Taylor Trust se reunieron conmiembros de la Coalición de Refugiados de Chicago en una sala adornada del Symphony Center.
Los miembros de la coalición compartieron detalles sobre cómo la música ha influido en ellos y cómo sus orígenes han formado a las personas que son hoy. Hablaron de canciones que les impactaron, de música que escucharon en la adolescencia, de tradiciones musicales y de sus antecedentes con instrumentos o cantando. A continuación crearon piezas que representaban a cada individuo y las interpretaron dos semanas después.
"La música es el medio de la confianza", afirma Sara Lee, cofundadora y directora artística del Irene Taylor Trust. La organización se fundó en 1995 y su objetivo es utilizar la música como forma de rehabilitación. Sus miembros trabajan con grupos tradicionalmente desfavorecidos y marginados y graban música basada en sus antecedentes como forma de trascender sus experiencias negativas.
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Lee, junto con otros miembros del Irene Taylor Trust, colabora desde 2018 con la Orquesta Sinfónica de Chicago en un proyecto llamado "Notes for Peace", en el que familias de víctimas de la violencia armada componen, graban e interpretan canciones originales de homenaje en colaboración con los becarios.
Recientemente el grupo buscó maneras de hacer frente a la nuevallegada de inmigrantes con la misma asistencia y apoyo, lo que dio lugar a una asociación entre la sinfónica y la Coalición de Refugiados de Chicago.
En la representación participaron refugiados de todo el mundo. Cada una de las siete piezas representadas era tan única y especial como la persona a la que representaba. Algunas tenían palabras habladas, otras poemas y en una de ellas una refugiada llamada Ruth Mwamikazi entonaba la letra de Sema Nami, una canción de Seema Cizungu. Todo el tiempo, los compañeros interpretaron hábilmente música de la tierra natal de cada uno, desde el Congo hasta Somalia y Venezuela.
“Se ha convertido en una hermosa colaboración“, dijo Alisa Roadcup Bhachu, directora ejecutiva de la Coalición de Refugiados de Chicago. “Es algo que nunca se había hecho antes, por lo que nos sentimos muy honrados de colaborar con la Sinfónica“.
"Nunca podré separarme de Kenia".
Durante su infancia, Haider viajó con frecuencia. Cada lugar que visitaba, junto con su cultura pakistaní, le hizo apreciar mucho los distintos tipos de música y la variedad de formas en que la gente la utiliza para expresarse.
Recordó las canciones que había oído en funerales y bodas, la música de Bollywood de su abuelo que sonaba en su tocadiscos, el hipnótico sonido del didgeridoo en Malasia, los grupos que bailaban alrededor de djembés en Kenia y las danzas de espadas que vio en Arabia Saudita.
Sus viajes moldearon sus gustos musicales y su forma de ver la vida, permitiéndole conectar con todo tipo de personas. La estancia de Haider en Chicago no ha hecho sino enriquecer su perspectiva sobre la importancia de reconocer y comprender las diferencias culturales.
"Me encanta cómo esta [colaboración] apoya las historias de todos, los orígenes de todos, los viajes de todos", dijo Haider. "Me he encontrado con tanta gente que acaba aquí en Chicago y todos tienen historias tan diferentes. Por la gracia de Dios, he llegado aquí desde una posición mucho más cómoda [que muchos otros migrantes], pero todo sigue siendo extraño en un país nuevo porque he dejado toda mi vida atrás".
Y aunque Haider dijo que mudarse a Estados Unidos fue un buen cambio, y que ya no tiene un ancla en Kenia, su corazón siempre estará allí. "Nunca podré separarme de Kenia", expresó.
Esto se enfatizó durante la parte de Haider en la presentación. Mientras la sinfónica tocaba instrumentos y música que reflejaban los viajes de Haider a lo largo de su vida, empezaban y terminaban con música representativa de su corazón y su hogar: el Himno Nacional de Kenia y Jambo Bwana.
Jambo Bwana es una canción, dijo Haider, que suena todo el tiempo en Kenia como bienvenida a los turistas. Uno de los versos es: "Nichi yenye amani, Hakuna Matata", que se traduce como "Todos son bienvenidos, no hay problemas". Ahora, su hijo la pone cada vez que se siente triste para animarla y recordarle su hogar.
Los hijos de Haider la conocen mejor gracias a sus antecedentes musicales y ella dice que es un "hilo conductor" que une su pasado con su presente y les ayuda a enriquecer sus vidas.
Música que abarca generaciones
Faidat Abass, una joven nigeriana de 17 años, fue otra de las participantes en la colaboración. Asiste a la secundaria Sullivan de Rogers Park, donde la CRC gestiona un centro de recursos.
Conocida cariñosamente como "Refugee High", (la secundaria de los refugiados)aproximadamente la mitad del alumnado de Sullivan son refugiados, uno de los porcentajes más altos de inscripción en escuelas públicas de todo el país. En esta escuela pública de Chicago se hablan casi 40 idiomas, y Abass, que habla francés e inglés con fluidez, se siente a gusto en el ambiente diverso y acogedor del extenso campus.
Abass, que toca el barítono, ve la música como un lenguaje universal y una forma de contar historias que conecta a la gente a través de sus sentimientos y experiencias compartidos. Su parte de la actuación incluyó un poema titulado "Toju iwa re ore mi", o "Mejora tu carácter, amigo mío", leído en yoruba, una lengua que le recuerda a su abuela. A continuación, la sinfónica interpretó la balada pop nigeriana "Poverty Die", con varios solos de tuba como reconocimiento a las dotes de barítono de Abass.
Tras el concierto, Abass estaba llorando. "Me ha encantado", dijo. "Estoy muy contenta".
Haider también estaba emocionada de ser parte de la representación y de la esperanza que, según dijo, proporcionará a los nuevos miembros de Chicago.
"Si se puede llegar al corazón de la gente a través de la música, eso es maravilloso", dijo Haider. "Esto es darles la esperanza de que, a través de la música, hay un futuro".
También quiere que eventos como éste sirvan para crear conciencia sobre la situación difícil de los refugiados en todo el mundo.
"No hay que juzgar a los refugiados e migrantes de buenas a primeras. No han abandonado la comodidad de sus hogares sin motivo", dijo Haider. "No están aquí para hacer mal uso de sus disposiciones. Están aquí para tener una vida mejor. Vienen de un trauma y no necesitan traumarse más".
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