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Dejados atrás: cómo la deportación afecta a una madre de Chicago y a sus 6 hijos

Según le fue contado a April 27, 2021September 30th, 2022As Told To, Español

Una madre de Chicago explica cómo la condena de 15 años de su marido provocó tres deportaciones y una familia destrozada.

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Elena posa frente a la casa en la que vive con sus seis hijos en el lado sur de Chicago, Illinois, el 16 de abril de 2021.
Según le fue contado a April 27, 2021September 30th, 2022As Told To, Español

Una madre de Chicago explica cómo la condena de 15 años de su marido provocó tres deportaciones y una familia destrozada.

Esta historia es parte de la serie de consecuencias colaterales, una asociación entre Injustice Watch y Borderless Magazine para explorar el proceso de condena criminal a deportación en el condado de Cook.

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En marzo, Elena * dijo que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) deportó a su esposo, dejándola a cargo de sus seis hijos en Chicago en medio de la pandemia de Covid-19.

Elena compartió su historia con Injustice Watch y Borderless Magazine en respuesta a nuestro llamado para ayudar a investigar las consecuencias de las condenas penales para los no-ciudadanos.

El problema comenzó en 2006, cuando el esposo de Elena, Sergio *, vivía en Utah, y la policía encontró una tarjeta de Seguro Social falsa dentro de su vehículo durante una parada de tráfico, dijo.

Sergio, quien proporcionó a Injustice Watch y Borderless Magazine detalles sobre su historia de México, recuerda que un abogado defensor le aconsejó que se declarara culpable de usar documentos falsos para asegurar una liberación rápida. Pero el abogado no le advirtió que la condena podría convertirse en motivo de deportación, dijo. Al final de su caso penal, ICE detuvo a Sergio y lo deportó a México.

Sergio regresó a Estados Unidos el mismo año y se mudó a Chicago, donde conoció a Elena, dijo. Pero cuando agentes federales de inmigración detuvieron una camioneta en la que se encontraba durante una redada de trabajadores de la construcción en el sur de Chicago en 2017, descubrieron que estaba nuevamente en el país sin documentación, en violación de su primera orden de deportación, e ICE lo deportó por segunda vez, él dijo.

Sergio regresó a Chicago en 2018 para reunirse con su familia. Pero en marzo, un día después de que la policía de Chicago lo detuviera en una parada de tráfico, ICE lo detuvo nuevamente. En una semana lo habían deportado a México.

Debido a que era su tercera deportación en una década y media, dijo Elena, los abogados de inmigración le dijeron que tiene pocas opciones legales para regresar.

Ella sospecha que la policía alertó a las autoridades de inmigración en violación de una ordenanza de Chicago que prohíbe a la policía de Chicago cooperar con ICE, independientemente de los antecedentes penales de la persona. El Departamento de Policía de Chicago no respondió a las preguntas sobre el caso de Sergio, pero dijo a Injustice Watch y Borderless Magazine que no colabora con ICE.

Elena es ahora la única cuidadora de sus tres hijos con Sergio y tres de su matrimonio anterior. En una entrevista con Rita Oceguera, reportera de Injustice Watch, relató el día en que ICE detuvo a su esposo y describió cómo su familia ha luchado desde entonces.


Después del trabajo, íbamos de regreso a la casa y lo pararon porque tenía las luces bajas.

La policía lo pararon y lo esposaron. Las dos niñas, de cuatro y dos años, estaban en el carro y vieron todo. Ahora cuando las sirenas de los policías chillan, les dan pánico.

Hasta que llegaron unos policías hispanos y les dijeron a las otras dos policías que él no estaba haciendo nada malo, le quitaron las esposas. Le dije [a unos de los policías hispanos] que las niñas adoran a su papá y ahorita lo están viendo. Por eso es que los policías hispanos les dijeron que le quitaran las esposas, porque había menores de edad en el carro. Ahí fue cuando le quitaron las esposas y nos dejaron ir.

Uno de los policías hispanos bajita la mano me trató de dar de entender que si vuelven a parar a mi esposo, que no de información de él, que de información mía. A lo mejor me lo quiso advertir pero no entendí.

Al día siguiente, [mi esposo] me ayudó subir los niños al carro para llevarlos a la guardería. Vimos unos carros medio sospechosos pero se nos hizo normal.

Nunca nos pasó por nuestra cabeza que ese día se lo iban a llevar.

Elena posa con sus hijos más pequeños frente a su casa en el lado sur de Chicago el 16 de abril de 2021, Illinois. Samantha Cabrera Amiga para Borderless Magazine / CatchLight Local

Esperaron hasta que mi esposo subiera a una camioneta con dos otros señores para ir al trabajo. Lo pararon sin razón y se lo llevaron.

Ni había cruzado el semáforo por mi casa cuando me habla uno de los señores que iba con mi esposo y me dice que ICE lo agarro. Fuimos a la estación de policía para ver qué es lo que estaba pasando y nos dijeron que la policía no podía hacer nada.

Más que nada, se vio como racismo de parte de las dos policías porque yo pienso que eso no deberían haber hecho. Se supone que Chicago es un santuario. Para haber hecho eso no se me hizo justo.

Me puse en contacto con muchos abogados pero me dijeron que como era la tercera deportación ya no se puede hacer nada.

Pude hablar con mi esposo pero él ya estaba encerrado. Solo tuve cinco minutos cada vez que me hablaba. El lunes, cinco días después, me habló para decirme que ya estaba en México.

Estábamos comprando una casa pero ahorita me quede con todos los gastos. Tengo ayuda económica del gobierno, eso es lo que ahorita me está ayudando.

Cuando se vino la pandemia, dejé de trabajar porque nos descansaron en la fábrica donde yo estaba trabajando. Iba a buscar trabajo pero mi esposo me dijo que me quede con los niños.

Entonces me salió una oportunidad en trabajar en lo que me gusta y empecé a trabajar pero no estaba ganando dinero. Se podría decir que estaba en una escuela aprendiendo cómo arreglar las uñas.

Ahorita empecé a trabajar [limpiando casas]pero me pagan muy poquito–$350 a la semana. Entró a las 9 a.m. a trabajar pero no tengo hora de salida porque a veces las casas están bien sucias y tardamos más para limpiarlas.

Estábamos pensado que mi esposo no regrese, pero él dice que quiere estar con sus hijos. Yo lo único que me gustaría es que me ayudaran para que el regresara con permiso. No se si se podría hacer algo.

Más que nada [quiero que regrese con permiso] por mis hijos que quieren mucho a su papá. Desde que él no está en casa, se han vuelto muy berrinchudos y casi a mi no me hacen caso. La más chiquita lo espera a la puerta y ahorita todo no te habla, si no que ella te grita. Es como que anda con eso que su papá no está.

 

* No sus nombres reales. Injustice Watch y Borderless Magazine acordaron usar seudónimos para proteger de posibles repercusiones legales a las personas en esta historia.

Este artículo fue producido en colaboración con Report for America y The Chicago Reporter.

Traducido por Claudia Hernández para Borderless Magazine y Rita Oceguera para Injustice Watch.

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