La Finca Coffee de Madison celebra su primer aniversario con auténticas pupusas y granos de café comprados directamente de los agricultores en El Salvador.
Arriba: Diseños de azulejos de Fernando LLort, un artista salvadoreño y ex-miembro de la banda de los años 70 La Banda del Sol, en Finca Coffee el 4 de julio de 2020 en Madison, Wis. Según LLort, los azulejos reflejan representaciones coloridas e infantiles de El Salvador. Francisco Velazquez/Borderless Magazine
Finca Coffee está ubicado en un nuevo complejo de apartamentos en el lado sur de Madison, Wisconsin.
Las paredes bañadas por el sol de la cafeteria de un ano, están llenas de color y cubiertas con azulejos diseñados por Fernando LLort, un artista Salvadoreño y ex-miembro de la banda de los anos 70 La Banda del Sol.
El café está diseñado para evocar la sensación moderna de una cafetería que se puede encontrar caminando por las calles de San Salvador, El Salvador.
Sentado en la estantería cerca de un tocadiscos hay una escultura de vidrio del pájaro nacional de El Salvador, el torogoz, con sus plumas de doble cola.
Pero un año después de la primera apertura del café, como muchos otros negocios, está luchando debido a la pandemia del coronavirus que continúa hoy. La copropietaria Marleni De Valle está detrás de la encimera índigo de la cocina haciendo una de sus famosas pupusas cuando Borderless visita para conversar.
“Son más que simples tortillas hechas a mano rellenas de ingredientes. Son la receta de mi madre,” dijo Marleni De Valle. “Me siento feliz de poder compartir ese auténtico sabor salvadoreño. Las recetas de cocina de mi madre son sagradas. Son secretos culinarios.”
Las pupusas, que se consideran el plato nacional de El Salvador, son más que simples tortillas hechas a mano rellenas de ingredientes, dice Marleni De Valle. Son su plato estrella y los empaca con queso, frijoles o carne, o una mezcla de los tres.
Marleni De Valle quiere expandir el café y abrir lugares en otras partes del Medio Oeste, incluyendo Chicago. También le gustaría traer a su madre a Wisconsin desde El Salvador para poder visitar el café y ver a los clientes disfrutando de sus famosas pupusas. Pero muchos de esos planes están suspendidos debido a la incertidumbre de cuando terminara la pandemia.
Finca es uno de los pocos restaurantes salvadoreños en el área de Madison. Sus clientes son una mezcla de inmigrantes salvadoreños, así como personas que pueden no estar familiarizados con la cocina del país centroamericano.
“Me alegra ver que las personas comen algo y dicen ‘Wow, me gusta,’” dijo Marleni De Valle.
Marleni De Valle se enorgullece de la calidad de la comida y las bebidas de su café. Ella y su esposo, Silas De Valle, y su gerente general, Todd Allbaugh, obtienen cuidadosamente cada ingrediente.
Por ejemplo, antes de la pandemia, los De Valle compraban granos de café directamente de los agricultores en El Salvador como una forma de ayudar a los medios de vida de los recolectores de café, que bastante veces son mujeres, dijo Allbaugh. Es un trabajo de labor intensivo que requiere que los cosechadores escalen los lados de las montañas para llegar a los pallos de café y luego llevando bolsas pesadas de granos de café sobre sus hombros.
“Al [comprar de los agricultores], eliminados al comprador de en medio que la mayoría de las empresas usan,” dijo Allbaugh. “Pagamos un precio más alto por libra, de esta manera ayudamos a crear al menos cinco empleos allí.”
Sin embargo, el negocio se ha visto afectado durante la actual pandemia de COVID-19. Finca Coffee estuvo completamente cerrado desde el 23 de marzo hasta el 27 de mayo y solo se ha vuelto a abrir a finales de mayo para recoger pedidos y comer al aire libre. Sin embargo, el negocio solo obtuvo la mitad de sus ganancias regulares a través de estas ventas. El café también ha tenido problemas para obtener sus granos de café de El Salvador ya que el virus se ha extendido por todo el mundo y la pareja ha tenido que buscar granos de café en otros lugares.
El origen de Finca tiene sus raíces en una amistad iniciada hace casi 30 años después de que Silas De Valle recibió por primera vez una beca de USAID para asistir a la Universidad de Wisconsin en Richland. En 1989 dejó su hogar en Metapan, El Salvador — una ciudad fronteriza a 7.5 millas de Guatemala — y llegó a la casa de su primera familia anfitriona. Se quedó por seis meses. Después de que Silas De Valle conoció a Allbaugh, se hicieron amigos íntimos y el paso el resto de sus estudios viviendo con los padres de su futuro gerente general.
Cuando Silas De Valle fue a visitar El Salvador en el invierno de 1991, Allbaugh se unió a él. El país estaba en medio de una guerra civil de 12 años y Allbaugh describió el viaje como un “momento de despertar,” para él.
“Baje durante Navidad y me di cuenta de que no necesitas un árbol de Navidad. No necesitas un gran espectáculo. Solo gente que te ama incondicionalmente y un clima hermoso,” dijo Allbaugh. Desde entonces ha regresado a El Salvador casi 40 veces.
Silas De Valle regreso a El Salvador en 1993 y tuvo una carrera de 21 años en finanzas para organizaciones como Hanes y UW-Madison.
Durante ese tiempo, Marleni y Silas De Valle también abrió una pequeña empresa de publicidad que continúan operando.
Cuando la pareja regresó a Wisconsin en 2017, querían abrir un café con Allbaugh. Para julio de 2019, Finca abrió sus puertas al público.
“Las cosas fueron excelentes,” dijo Silas De Valle. “Vendimos más de lo que teníamos. El espacio estaba lleno y nuestros nuevos clientes nos recomendaban a sus amigos. Pensamos que el sueño era alcanzar el equilibrio, y lo hicimos.”
Ahora el café se está adaptando a la nueva normalidad de las cenas y las máscaras sociales distanciadas. Sin embargo, clientes como Denise Benitez agradecen que Finca Coffee siga abierto a pesar de los nuevos desafíos que enfrenta.
“Es mi paz en estos tiempos agitados,” dijo Benitez.