Maha Waseem, de Apna Ghar, habla de la especial vulnerabilidad de los inmigrantes a la violencia doméstica y de lo que podemos hacer para ayudar a los supervivientes.
Cuando Chicago implantó el año pasado las órdenes de permanencia en el hogar COVID-19, la ciudad experimentó un aumento de la violencia doméstica y los abusos sexuales en el hogar.
Según un metaanálisis publicado en febrero por la Comisión Nacional sobre COVID-19 y Justicia Penal, la violencia doméstica aumentó un 8,1% en Estados Unidos tras la imposición de estas órdenes.
El 15 de abril, durante el mes de concienciación sobre las agresiones sexuales, la reportera de compromiso de Borderless Magazine habló con Maha Waseem, coordinadora de servicios de crisis y especialista en recursos de Apna Ghar. La organización local de derechos humanos lleva 30 años trabajando para acabar con la violencia de género.
Waseem habló del papel que desempeña Apna Ghar en la lucha contra esta violencia en Illinois y de la importancia de ampliar nuestra comprensión de los malos tratos.
"Generalmente, cuando hablamos de violencia doméstica, la gente se apresura a asumir que es física: son los ojos morados, los moratones. Nadie entiende que el abuso emocional también es violencia doméstica. El abuso financiero también es violencia doméstica", dijo Waseem. "El problema es que... los supervivientes no hablan de ello. Está tan normalizado".
Waseem también habló de los obstáculos específicos a los que se enfrentan los inmigrantes afectados por esta violencia. Según Según el Centro Nacional contra la Violencia Doméstica y Sexual, los maltratadores suelen utilizar el estatus migratorio de su pareja para controlarla, desde destruir la documentación de inmigración hasta amenazarla con retirar las peticiones para legalizar su estatus migratorio.
Vea la conversación grabada a continuación.
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