
Una ordenanza presentada el miércoles en el Ayuntamiento abordaría las políticas de zonificación y uso del área que el gobierno federal consideró discriminatorias desde el punto de vista medioambiental para las comunidades de color de los lados Sur y Oeste.
El miércoles, los defensores del medio ambiente se reunieron frente al Ayuntamiento para pedir el apoyo a una nueva ordenanza destinado a proteger mejor los barrios desproporcionadamente contaminados de Chicago.
"Hoy estamos unidos y nos mantenemos firmes para dar un paso histórico hacia la justicia medioambiental en nuestra ciudad", dijo Angela Tovar, directora de sostenibilidad de Chicago, quien se manifestó junto a concejales y grupos de justicia ambiental.
El "Hazel M. Johnson Cumulative Impacts Ordinance", presentada por el alcalde Brandon Johnson, tiene por objeto reducir la carga medioambiental que soportan los habitantes de Chicago, principalmente de los barrios mayormente afroamericano, latino y de bajo ingreso. Si se aprueba, cambiaría la zonificación, los permisos y las políticas de uso del área para determinados desarrollos industriales con alto potencial de contaminación.
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La ordenanza propuesta llega después de que la administración de Trump revocara varias políticas de justicia ambiental a nivel federal que obligaban a los organismos a abordar la justicia ambiental en las poblaciones minoritarias y de bajos ingresos.
Cheryl Johnson, la hija de Hazel Johnson —conocida como “la madre de la justicia ambiental”— dijo que los nuevos cambios propuestos en la zonificación de la ciudad han tardado 40 años en elaborarse.
"Esta ordenanza, en nombre de mi madre, es el comienzo de un nuevo día para nosotros: mejor aire, calidad del aire que respiraremos en nuestra comunidad", dijo Johnson, que también es directora ejecutiva de People for Community Recovery. "Por primera vez en la historia de la ciudad de Chicago, estamos todos sentados a la mesa para evaluar la calidad de vida, la calidad del aire para todas las comunidades".
Algunos de los cambios propuestos por la ordenanza son:
- Establecer una junta asesora de justicia ambiental con hasta 21 miembros, incluidos miembros de comunidades desproporcionadamente afectadas por la contaminación.
- Requerir que el Departamento de Medio Ambiente evalúe las cargas ambientales acumuladas en toda la ciudad cada cinco años.
- Agregar un puesto de Gerente de Proyectos de Justicia Ambiental en el Departamento de Medio Ambiente de Chicago para supervisar el avance de las iniciativas de justicia ambiental.
- Requerir que los solicitantes que buscan un permiso de zonificación para usos de suelo industriales pesados estudien y evalúen los posibles impactos ambientales y de salud como parte del proceso de zonificación.
- Exigir que ciertas solicitudes de revisión de planos de sitio incluyan un estudio de tráfico y una evaluación de impacto en la calidad del aire para que las agencias de la ciudad las revisen y reciban comentarios del público.
A ciertos solicitantes que busquen un permiso de zonificación para usos de suelo industriales pesados también se les exigirá que organicen reuniones en el barrio donde se encuentra el sitio para educar a la comunidad sobre el proyecto propuesto.
Los responsables municipales elaboraron la propuesta después de que el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de EE.UU. considerara que la zonificación y uso del suelo de la ciudad políticas ambientalmente discriminatorias contra la gente de color. La investigación demostró que estas políticas empujaban a las industrias contaminantes hacia los barrios sur y oeste. En virtud de un acuerdo, la ciudad debe resolver el problema o arriesgarse a perder cientos de millones de dólares en fondos federales.
La industria pesada de Chicago está situada principalmente en las zonas sur y oeste de la ciudad. Estas zonas, donde mayormente residen afroamericanos y latinos, sufren una de las peores contaminaciones de la ciudad y tienen la esperanza de vida más baja. Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York descubrió que Chicago tiene la mayor diferencia de esperanza de vida entre barrios de las 500 ciudades estadounidenses examinadas, con diferencias de hasta 30 años entre barrios situados a escasos kilómetros de distancia.
En 2023, la ciudad publicó una evaluación del impacto acumulativo que identificaba a las comunidades desproporcionadamente afectadas por la contaminación ambiental, teniendo en cuenta sus condiciones sanitarias y socioeconómicas existentes.
"No podemos construir un Chicago más fuerte y seguro si algunos barrios pagan siempre el precio", dijo Tovar. "La Ordenanza de Impacto Acumulativo Hazel Johnson pone a las personas, la salud pública y el medio ambiente en el centro de nuestra política de zonificación, y eso hace tiempo que debería haberse hecho".
La ordenanza fue remitida al Comité de Comités y Reglas del Concejo Municipal.


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