Alrededor de la mitad de los trabajadores que mantienen limpias las tiendas y oficinas de los Estados Unidos son inmigrantes. Ahora que vivimos una pandemia de COVID-19, su labor se ha hecho más esencial que antes.
Arriba: María Salud en su día libre, reuniéndose con amigos el 4 de Noviembre 2020 en River Park en Chicago, Ill. Samantha Cabrera Friend para Borderless Magazine / CatchLight Local Chicago
Para muchos trabajadores de limpieza, la pandemia de COVID-19 ha presentado una situación en la que se ven obligados escoger entre su trabajo y su salud.
Estos trabajadores están en el frente de la lucha por detener la propagación de la enfermedad, a veces teniendo que desinfectar instalaciones por un pago pequeño y pocas protecciones.
“Te das cuenta de que todo mundo, aunque estemos como estemos, todavía está negociando el precio más bajo para hacer los trabajos más pesados,” comentó Analía Rodríguez de la Unión Latina de Chicago, una organización que busca ayudar a trabajadores de bajos ingresos sin importar su nacionalidad. “Terminamos con trabajadores y trabajadoras en condiciones muy peligrosas y que no [les] están pagando lo que es justo.”
Alrededor del 60% de los trabajadores de limpieza y del hogar que desempeñan su labor en oficinas y tiendas en los Estados Unidos son inmigrantes. El personal de limpieza y conserjes son considerados trabajadores esenciales en Illinois. Sin embargo, los trabajadores inmigrantes, en muchos casos no han sido elegibles para obtener beneficios de desempleo, si es que pierden su trabajo, ni para solicitar un cheque de estímulo económico por el coronavirus, emitidos por el gobierno, debido a las restricciones existentes que enfrentan las familias con estatus migratorio mixto.
La pandemia ha sido agotadora para trabajadores de salarios bajos, como lo son quienes trabajan en limpieza, comenta Shelly Ruzicka de Arise Chicago. Ella trabaja en una organización que ha escuchado a trabajadores inmigrantes latinos y de origen polaco que han perdido su empleo o que sus horas laborales han visto recortes en los últimos meses. A pesar de los retos, ella ha observado a trabajadores que han luchado por sus derechos durante la pandemia de COVID-19.
“Pareciera ser un cambio mental muy profundo,” comenta Ruzicka. “Has visto a economistas que dicen que los trabajadores van a seguir laborando asumiendo el riesgo porque no hay muchos trabajos. Pero ves trabajadores que dicen: ‘No. Necesito trabajar y necesito el dinero, pero también necesito estar vivo.’”
María Salud ha vivido ese cambio durante la pandemia. La mujer de 45 años que es inmigrante indocumentada y vive en la ciudad de Chicago ha tenido múltiples empleos, incluyendo laborar como trabajadora de limpieza y trabajadora del hogar.
Al inicio de la pandemia de COVID-19, ella empezó a perder trabajos mientras la ciudad de Chicago cerraba y los clientes empezaban a sentirse menos seguros con personas que no vivían ahí entrando y saliendo. Así que cuando una amiga le dijo en el mes de marzo sobre un trabajo para limpiar una tienda en el centro de la ciudad, María Salud accedió emocionada. Sin embargo, la experiencia fue traumática.
No tenemos derecho a nada nosotros. Pero bueno porque la verdad yo soy indocumentada.
Nos dijeron que nos iban a pagar en efectivo a $13 la hora. A mi me habían dicho que era fácil.
Yo me imaginé que luego iba a haber más trabajo en otros lados y yo me emocioné demasiado porque dije “ay qué bueno. Ahora sí que no hay trabajo y tenemos que entrarle”.
Yo sabía que es riesgoso lo de la desinfección durante la pandemia. Si a mi me decían que tienes que hacer las cosas bien porque de nosotros depende la vida de las demás personas. Y la de uno también.
Sólo éramos tres personas y nos dieron tres horas para desinfectar todo en la tienda. Eran cuatro pisos y el sótano.
No nos dieron cubrebocas. No nos dieron nada. Solo nos dieron unos guantes, un rollo de papel y un frasco de toallas desinfectantes.
Yo llevaba mi material, nada más que para entrar a esa tienda tenías que ir a un lugar y dejar todas tus pertenencias. No pude meter ni utilizar mis cosas.
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Los químicos que utilizamos eran fuertes. Luego me enteré de que otro equipo de limpieza había intentado conseguir este trabajo pero habían dado un precio más alto y luego se quejaron de que los químicos eran muy fuertes. Los que nos contrataron querían a gente ignorante.
Estar respirando esos químicos, te hace daño. Te daña. Empieza con dolor de cabeza, te arden los ojos. Yo tengo asma y trato de cuidarme. Y me sigue molestando pensar en cómo no nos respetaron y como no me protegieron.
Le pedí al líder que me diera nuevos guantes, porque ya me había quitado los míos. Pero él se enojó. Me dijo “¡Uy! usted salió muy delicada”. No me dio guantes nuevos.
La gente tiene miedo de enfermarse y por eso le piden a uno que limpie. Pero te explotan. Si les importara tu salud, lo más lógico sería que te dijeran “mira ahí hay unos guantes y ahí hay un cubrebocas”.
Si lo empezamos detalladamente. Pero cuando vimos que nos estaba comiendo el tiempo, ya no. Yo estaba en el baño del departamento de la ropa pues de niños, cuando me llegaron a decir que ya, que ya eran las tres horas.
Y luego me dijo el muchacho “oh no, pero falta el basement”. Y ya fue que nos bajaron para el sótano y ya solo dice “ya dele una pasadita ahí nomás”. Y ya. Ya nomás fue así.
Se suponía que me iban a pagar $13 por hora, o $39 en total por esto. Yo tuve que pagar mis pasajes.
Sinceramente esa es mi molestia. De que no es justo, en ningún lado nos quieren dar nada. Tienes que hacerlo tú. Tú tienes que llevar tu cubrebocas. Tú tienes que llevar tus guantes. Y no se vale. No se vale. No es justo.
A mi me pagaron tres meses después, a principios de junio. Y eso después de estar mandando muchos mensajes preguntando qué pasaba. Nos habían dado un cheque pero como venía mal no pudimos canjearlo, porque a la hora de cobrar la firma estaba mal.
Yo ya estaba muy molesta porque no se vale que estoy pagando mi pasaje y no se nos paga. Pongo en riesgo mi salud durante la pandemia y no nos pagan. Les dije que no era justo.
Pero en general situaciones como esta nos está pasando en todo. Recientemente una persona me habló para que fuera a limpiarle un departamento y me pidió que llevara guantes y una máscara. A mi me molesta que no nos den el equipo. Están abusando ahorita por la enfermedad.
Los empleadores saben que estamos necesitados de trabajo y por eso es que hacen eso de contratarnos, de detenernos nuestro pago o nos pagan el mínimo. No nos dan el equipo y por necesidad uno tiene que trabajar. Si no tuviera uno necesidad, yo creo que no le entrábamos. Pero tenemos que pagar nuestra renta y nuestras cuentas. No nos podemos quedar en casa porque nadie nos va a pagar nuestras cuentas.
Están abusando ahorita por la enfermedad. Saben que no podemos ir a otro lado. ¿Por qué? Porque no hay trabajo.
Decidí hablar y empecé a grabar videos. ¿Por qué? Ya no estamos en el año de la esclavitud. Tuve un trabajo donde me jalaban las orejas si me equivocaba. Estoy cansada de que nos maltraten en el trabajo.
Discúlpeme, pero aquí vinimos para trabajar. Tenemos mucha necesidad, pero abusan de la necesidad y culpan a uno de lo que uno no hace. Lo culpan a uno hasta de ratero. ¡De todo! Y uno tiene que soportar todo. ¿Por qué? Por necesidad.
Esta historia es parte del colaborativo ‘Solving for Chicago’, un esfuerzo de varias redacciones para cubrir a los trabajadores considerados “esenciales” ante el covid-19 y cómo la pandemia ha reorientado el empleo.Es un proyecto de Local Media Foundation con apoyo de Google News Initiative y Solutions Journalism Network. Los 19 integrantes incluyen medios impresos, digitales y de radiodifusión: WBEZ, WTTW, the Chicago Reader, the Chicago Defender, La Raza, Shaw Media, Block Club Chicago, Borderless Magazine, the South Side Weekly, Injustice Watch, Austin Weekly News, Wednesday Journal, Forest Park Review, Riverside Brookfield Landmark, Windy City Times, the Hyde Park Herald, Inside Publications, Loop North News y Chicago Music Guide.