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Tras décadas de espera, comienza la limpieza final de la radiación en West Chicago

Por 27 de noviembre de 202314 de diciembre de 2023Medio ambiente

Mientras los nuevos residentes desentierran décadas de contaminación, algunos vecinos esperan con ilusión la construcción de un parque público en la antigua fábrica de torio.

Efraín Soriano para Borderless Magazine
Ata Rehman, de 42 años, vive desde el 2016 frente a una antigua fábrica que producía torio radiactivo en West Chicago .
Por 27 de noviembre de 202314 de diciembre de 2023Medio ambiente

Mientras los nuevos residentes desentierran décadas de contaminación, algunos vecinos esperan con ilusión la construcción de un parque público en la antigua fábrica de torio.

Durante años, Ata Rehman ha visto por la puerta de su casa y se ha preguntado cuándo terminarían las obras en las hectáreas de campos vallados cerca de su casa en los suburbios de West Chicago.

Desde que se mudó al otro lado de la calle en el 2016, Rehman ha visto rachas de actividad: cuadrillas que iban y venían con maquinaria pesada, seguidas de largos periodos en los que el vasto terreno quedaba abandonado.

"El trabajo es muy lento", afirma Rehman, que emigró de Pakistán en el 2010.

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A pesar del trabajo continuo, sabe muy poco de lo que ha estado ocurriendo a unos 15 metros de su porche. Antes de que un reportero y un fotógrafo de Borderless llamaran a su puerta a principios de noviembre, Rehman desconocía que los campos albergaron en su día la mayor instalación de extracción de torio radiactivo y tierras raras del suelo, así como el plan de limpieza del lugar, situado a unos 50 kilómetros al oeste de Chicago.

Tras décadas de esfuerzos de rehabilitación, la limpieza final de las aguas subterráneas de la propiedad de 43 acres está en marcha y se prevé que finalice en el 2026. Se planea construir un parque público en lugar de la antigua fábrica, con el objetivo de dejar atrás el legado tóxico que durante tanto tiempo ha asolado este vecindario mayormente latino.

En la actualidad, camiones, excavadoras y bulldozers están creando 9,000 yardas cúbicas de terraplén, el equivalente a unas tres piscinas olímpicas, alrededor de una celda de tratamiento de suelos prevista. Los trabajos actuales forman parte de la fase final de limpieza de los contaminantes radiactivos y de otro tipo del emplazamiento. Un permiso municipal de obras en el límite de la propiedad describe la "excavación y retirada de tablestacas", pero el pequeño cartel —que los ciudadanos pasan fácilmente por alto — no revela la historia del emplazamiento.

En la puerta de su casa, Rehman desearía saber qué está pasando. "Deberían poner una gran pancarta o un cartel que describiera el trabajo que están haciendo, el plan", dijo Rehman señalando hacia la reja.

Continúa la limpieza de las aguas subterráneas donde se levantaba la fábrica de Kerr-McGee en West Chicago, Ill. el 1 de noviembre del 2023.Efraín Soriano para Borderless Magazine

La limpieza, estancada desde hace tiempo, entra en su fase final

Durante décadas, los residentes de West Chicago expresaron su preocupación por la liberación de material tóxico por parte de la fábrica, pero no se tuvo en cuenta hasta que se adoptaron medidas de protección medioambiental a principios de la década de 1970. El antiguo propietario y el gobierno han tardado más de 30 años en limpiar los residuos radiactivos, mientras que muchos residentes se han sentido abandonados.

La Agencia de Gestión de Emergencias de Illinois (IEMA) supervisa la fase final de limpieza de las aguas subterráneas. Espera entregar la totalidad de la propiedad a la ciudad de West Chicago en otoño del 2026. En septiembre, el ayuntamiento de West Chicago aprobó un plan definitivo para construir el parque comunitario West Chicago en el lugar de la antigua fábrica. 

West Chicago ha dado a conocer los detalles preliminares de un parque público, que incluye un área de juegos, en la antigua fábrica de Kerr-McGee Corporation, en West Chicago.Ciudad de West Chicago

La Instalación de Tierras Raras, conocida por los locales como la fábrica Kerr-McGee, operó entre 1932 y 1973. Al principio producía lámparas incandescentes y más tarde suministró materiales para el desarrollo de la bomba atómica del gobierno federal. Su vertido no regulado de subproductos radiactivos en el lugar y en los vecinarios circundantes ha dejado un legado de preocupaciones médicas y desconfianza.

Cuatro zonas de West Chicago, que incluyen 676 viviendas, fueron incluidas en la Lista de Prioridades Nacionales de la Agencia de Protección del Medio Ambiente como lugares del Superfondo a principios de la década de 1990. Desde entonces se han limpiado conforme a las normas de la agencia y se han retirado de la lista o están en proceso de hacerlo.

Una casa contaminada por torio en pleno proceso de limpieza en West Chicago, Illinois, en la década de 1990.Foto cortesía de Erika Bartlett

La limpieza del emplazamiento de la fábrica comenzó en 1994 tras una larga batalla entre Kerr-McGee Corporation, propietaria de la fábrica y que planeaba almacenar las pilas de residuos radiactivos en el sitio, y los residentes de la ciudad, quienes se movilizaron con éxito para que los residuos se enviaran a una instalación de eliminación en Utah. 

Tras la quiebra de Tronox, la empresa derivada de Kerr-McGee, en el 2009, la limpieza restante recayó en IEMA, que utilizó los 36 millones de dólares restantes del acuerdo de quiebra y los fondos federales del Título 10 depositados en un fideicomiso. El pasado mes de diciembre, el representante de Estados Unidos Sean Casten consiguió 2 millones de dólares más para la limpieza en el marco de un proyecto de ley federal de gastos por valor de 1.7 billones de dólares.

Sang Thuai se mudó al vecindario en febrero del 2022 con sus tres hijos pequeños. Pensó que todas las obras del solar se destinaban a construir otra fábrica. Un vecino le dijo que dejara de cultivar las espinacas de agua, la mostaza y los chiles que ella y su familia disfrutan como parte de su cocina birmana, pero ella desestimó los problemas de contaminación como algo del pasado. 

"No sabía nada del parque", dijo Thuai. "No sabíamos nada cuando nos mudamos aquí". 

La rehabilitación del suelo finalizó en el 2015, con lo que los niveles subterráneos de radio y uranio, dos contaminantes radiactivos, se ajustaron a las normas de limpieza. "De donde estaba en la década de 1980 a donde está ahora, el sitio está a cientos de kilómetros de distancia en cuanto a condiciones", dijo Kelly Horn, Jefe de la Subdivisión de Servicios de Protección Radiológica de IEMA. "Mientras nadie utilice las aguas subterráneas en las zonas preocupantes", añadió Horn, "no hay riesgo para la salud humana".

Las ordenanzas de la ciudad y el condado impiden a los residentes locales utilizar pozos en las zonas contaminadas por las actividades de la fábrica. Horn añadió que "no existe conectividad" entre el suministro de agua de la ciudad de West Chicagoy los acuíferos poco profundos contaminados situados bajo el emplazamiento. La mayor parte del suministro de la ciudad procede de acuíferos profundos, dijo Horn, y los suministros de acuíferos poco profundos de la ciudad se encuentran a más de una milla de distancia del emplazamiento y "en una vía de flujo de aguas subterráneas diferente". Según Horn, lo más lejos que se extiende la contaminación de las aguas subterráneas es 700 pies más allá del perímetro del emplazamiento.

Desde el  2015, la consultora de ingeniería medioambiental de IEMA, Weston Solutions, investiga las mejores formas de reducir la contaminación de las aguas subterráneas. Durante sus operaciones, la fábrica Kerr-McGee vertió residuos líquidos en estanques sin revestimiento alrededor del emplazamiento. Unos 20 contaminantes, entre ellos uranio y fluoruro, siguen superando las normas de protección de las aguas subterráneas. Las tablestacas añadidas durante la limpieza del suelo para proteger a los trabajadores que excavaban hasta 70 pies de profundidad han mantenido estancadas las aguas subterráneas, haciendo que los contaminantes se concentren a medida que el agua de lluvia disuelve la contaminación residual en el suelo.  

Esta limpieza final implica el bombeo y tratamiento de las aguas subterráneas, la extracción del uranio y otros contaminantes del suelo y la retirada de las tablestacas.

Alrededor del 10% de las aguas subterráneas situadas bajo el emplazamiento se bombearán, tratarán y verterán a través de una tubería de impulsión al río DuPage. Weston terminó la primera parte del tratamiento de las aguas subterráneas en octubre y tiene previsto terminar la segunda después del tratamiento del suelo. 

El tratamiento del suelo, cuyo inicio está previsto para mediados del 2024, consiste en trasladar cargas de material previamente limpiado, que cumplía las normas de limpieza y se rellenó en el emplazamiento, a un estanque de doble revestimiento para someterlo a una limpieza adicional con una solución de lixiviado. Esta solución extraerá el uranio restante y pasará por una serie de evaporadores térmicos y secadores de lodos hasta que queden sólidos, que finalmente se enviarán a una instalación de eliminación en Utah. 

Por último, a principios del 2026, se retirarán las tablestacas para permitir que el flujo natural de las aguas subterráneas diluya los contaminantes restantes, según el IEMA. 

Weston informa de que las actividades de limpieza, que incluyen las emisiones procedentes de la evaporación de la solución de lixiviado, el polvo del traslado de camiones cargados de tierra, posibles accidentes como incendios y el vertido de agua tratada al río DuPage, no deberían perjudicar a los residentes ni al medio ambiente si se siguen todas las medidas de seguridad. 

IEMA controla semestralmente los contaminantes de las aguas subterráneas a través de una serie de pozos dentro y fuera de la propiedad. Seis estaciones de control alrededor de la fábrica también miden las partículas en el aire, el gas radón y torón, y la radiación gamma directa semanal o trimestralmente. Hasta ahora, las mediciones realizadas en estas estaciones no han superado los límites de dosis al público. La agencia está estudiando un plan mínimo quinquenal de control de las aguas subterráneas y la necesidad de realizar más controles ambientales una vez finalizada la limpieza actual. 

Según el Informe de Análisis Medioambiental de Fase VI publicado por el IEMA el año pasado, estos tratamientos tienen como objetivo conseguir que los niveles de contaminantes sean "lo más bajos que sea razonablemente posible" y permitir la excavación y el traslado del suelo sin perjudicar al público. Tras la limpieza en tres fases, se prevé que las aguas subterráneas alcancen los niveles de protección mediante dilución natural en un plazo de 375 años. 

El plan de un parque público en West Chicago pretende olvidar la tóxica historia del lugar 

Refugio Arias lleva observando el progreso de la antigua fábrica desde que su familia se mudó al vecindario hace 20 años. Conocía la contaminación de la fábrica y espera que la propiedad se convierta por fin en un parque que los residentes puedan utilizar. "No ha pasado gran cosa", dijo Arias, "hasta ahora". 

Aunque el Estado sigue limpiando la zona, algunos vecinos siguen preocupados por la seguridad de los trabajadores y la seguridad general de la zona una vez finalizada la limpieza.

Refugio Arias, de 55 años, que trabaja en una fábrica de envasado de alimentos y lleva 20 años viviendo junto al antiguo emplazamiento de Kerr-McGee, afirma que utilizará el parque municipal previsto. Efraín Soriano para Borderless Magazine

Ata Rehman se pregunta si los trabajadores siguen los protocolos de seguridad radiológica. "No veo que lleven máscaras", afirma. Rehman dijo que ha hablado con varios trabajadores, y todos le han dicho: "No sabemos qué está pasando. Sólo trabajamos aquí".

Según el IEMA, los trabajos actuales se están realizando en suelos ya rehabilitados con niveles de contaminación iguales o inferiores a los límites reglamentarios. Weston deberá cumplir la normativa estatal sobre dosis de radiación ocupacional durante las operaciones de lixiviación del suelo y eliminación del uranio. 

La activista local Julieta Alcantar-García quiere ver una prueba final de radiación antes de que se construya el parque. "Es muy importante para nuestra comunidad, sobre todo si pensamos en que los niños jueguen encima de estos terrenos, saber que esa zona es segura para construir en ella", afirmó. A Alcantar-García también le gustaría que se erigiera un monumento en memoria de los residentes que han sufrido los efectos de la radiación de la fábrica en su salud, tal vez en forma de plantación de árboles para las víctimas.

En el departamento de Desarrollo Comunitario de la ciudad, el director Tom Debareiner ha dirigido el proceso de planificación del parque, que ha incluido foros comunitarios. El plan aprobado, cuyo costo se estima en 15 millones de dólares, incluye plantaciones nativas, canchas de pickleball, tenis y baloncesto, campos de fútbol, un parque infantil, senderos, un jardín sensorial y mesas de picnic, entre otras características. 

La ciudad no lo ha presupuestado y espera obtener financiación estatal y de otro tipo para introducir progresivamente diversos elementos del parque. Debareiner dijo que las plantaciones naturales en la zona norte del recinto comenzarán en unos dos años. "Definitivamente está en nuestra mente", añadió Debareiner, "proporcionar algún tipo de reconocimiento a las personas que trabajaron tan duro limpiando el sitio". 

Al otro lado de la calle, Andrew Marsh y su pareja estaban en el porche viendo por encima de la valla de alambre forrada de tela la maquinaria que movía la tierra alrededor de la antigua fábrica. Esperan pasear a su perro por el parque. "Parece que están haciendo su trabajo, así que no me puedo quejar", dijo Marsh, y añadió: "Espero que lo hayan conseguido todo".  

Andrew Marsh, de 46 años, ve hacia la antigua fábrica situada frente a su casa en West Chicago. Efraín Soriano para Borderless Magazine
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