La cofundadora de la Alianza Venezolana de Illinois, Ana Gil García, explica por qué el 25% de la población venezolana ha abandonado el país y cómo los habitantes de Chicago acogen a los inmigrantes venezolanos.
Más de 3,700 migrantes,en su mayoría venezolanos, han llegado a Chicago en autobuses desde finales de agosto como parte de la campaña de la Operación Lone Star de Texas para presionar a los demócratas para que promuevan políticas de inmigración más estrictas. Los migrantes venezolanos que fueron enviados aquí son algunos de los más de siete millones de venezolanos que han salido de su país desde el 2014 para buscar asilo y escapar de la crisis económica del país.
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Aunque Venezuela solía ser una de las naciones más ricas del mundo, ahora sus ciudadanos luchan por llegar a fin de mes. El país es uno de los más empobrecidos del mundo, más del 70% de su población vive con menos de 2 dólares al día. Muchos venezolanos carecen de acceso a la electricidad, al agua potable y a las necesidades humanas básicas.
Los venezolanos enviados a Chicago por parte de el estado de Texas han recibido ayuda de la pequeña comunidad venezolana de la ciudad. Congregada principalmente en el vecindario de Edgewater de la ciudad, a lo largo de la calle Buena, la "Buenazuela" de la ciudad ha acogido a anteriores oleadas de inmigrantes venezolanos que huyeron de la inestable situación política y económica de su país de origen. Organizaciones como la Alianza Venezolana de Illinois han ayudado a cubrir necesidades esenciales como alojamiento, ropa y asistencia legal.
La profesora local y cofundadora de la Alianza Venezolana de Illinois, Ana Gil García, vive en Chicago desde 1995. Borderless habló con ella sobre lo que ha estado sucediendo en Venezuela y cómo les va a los venezolanos recién llegados a Chicago.
Borderless Magazine: ¿Por qué se están yendo los venezolanos de Venezuela?
Ana Gil García: Esta ola migratoria actual es sólo la última de varios éxodos que se han producido desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1998.
Venezuela era un icono de la democracia y un país muy rico, como quinto productor de petróleo del mundo, hasta que llegó Hugo Chávez en 1998. El poder de Chávez era de autoritarismo y control. No era un proceso comunista o socialista, sino más bien un individuo que buscaba todo el poder. La población venezolana y otros partidos políticos le creyeron a Chávez hasta que, seis meses después, se dieron cuenta de que la persona que habían elegido no era quien creían que era.
Esta desconexión y la huelga petrolera del 2002 provocaron el primer pico de inmigración. Chávez quería aumentar el control estatal de la empresa petrolera nacionalizada, Petróleos de Venezuela (PDVSA), y casi la mitad de los trabajadores petroleros se declararon en huelga en protesta. En respuesta, Chávez despidió a 18,000 trabajadores petroleros por televisión. Los despidió uno a uno, por su nombre. Todas esas personas abandonaron el país con sus respectivas familias. Esa fue la primera ola de inmigración.
Luego, entre 2005 y 2007, el gobierno trató de controlar todas las empresas, incluidas sus ganancias. No había libertad, lo que hizo que más gente se fuera del país. La eliminación del libre mercado, la expropiación de las explotaciones agrícolas y la obligación de los agricultores de vender sus cosechas a las empresas del gobierno expulsaron a más gente del país. La mayoría de las personas que trabajan en la industria agrícola y alimentaria eran originalmente inmigrantes que vinieron de Europa y se establecieron en Venezuela. Muchos regresaron a sus países y con ellos se fueron las primeras e incluso las segundas generaciones. Se conoce como el segundo pico de inmigración. Estaban protegidos por las leyes de inmigración de los países de origen de sus familias.
La ola de inmigración más reciente comenzó en el 2014, tras la muerte de Chávez y unas disputadas elecciones presidenciales. Venezuela ya no era capaz de producir nada para su pueblo. Los partidos políticos estaban censurados y no tenían ninguna posibilidad de ganar. Ya no habían empleos, la inflación era elevada y había escasez de productos de primera necesidad, como harina y leche.
En el 2015, grandes protestas, disturbios y violaciones de los derechos humanos obligaron a millones de venezolanos a huir de sus hogares debido a la violencia e inseguridad.
Borderless Magazine: ¿A dónde están yendo los venezolanos?
Ana Gil García: El concepto de venezolanos que llegan a Estados Unidos es bastante nuevo. La mayoría de los venezolanos se han ido a otros países de Sudamérica o Europa. Colombia tiene más de 2 millones de venezolanos. Ecuador tiene más de 500,000. Perú tiene 1.5 millones.
La población de Venezuela es muy diversa, con personas cuyas familias proceden de España, Italia, Medio Oriente e incluso China. Por eso, países como España y Portugal le han dado la bienvenida a venezolanos. Mis propios hijos tienen pasaportes europeos porque mi ex marido tiene ascendencia española.
Pero venir a Estados Unidos no era una opción para la mayoría de los venezolanos. Estados Unidos cerró sus consulados y embajadas de Venezuela en el 2019 tras las disputadas elecciones presidenciales venezolanas en las que Nicolás Maduro ganó en mayo del 2018. Estaba claro que el ganador de esas elecciones era el candidato de la oposición, Juan Guaidó, pero el gobierno venezolano no lo reconoció y afirmó que Maduro era el presidente.
Haciendo uso de una disposición constitucional, Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se autoproclamó presidente interino de Venezuela el 23 de enero del 2019. Estados Unidos y decenas de gobiernos de todo el mundo reconocen a Guaidó como presidente interino. Debido a que Estados Unidos reconoce a Guaidó como presidente, no hay relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y el gobierno de Maduro en Venezuela. Eso significa que los venezolanos que actualmente viven en Estados Unidos no pueden renovar o tramitar sus papeles o documentos en Estados Unidos.
Borderless Magazine: Entre los años fiscales 2014 y 2019, Estados Unidos vio llegar a un promedio de apenas 127 venezolanos por frontera terrestre cada mes. Pero ese número ha aumentado drásticamente en los últimos dos años, con 33,000 llegadas solo en septiembre. ¿Por qué estamos viendo a venezolanos llegar a los Estados Unidos ahora?
Ana Gil García: Esta última oleada de migración venezolana es muy diferente a las anteriores. Muchas personas han arriesgado sus vidas para cruzar las fronteras, tomando un barco desde Colombia y pasando por el Tapón del Darién. Estas embarcaciones están saturadas y la gente se ahoga. Terminan en este camino porque se les manipula para que piensen que hay una forma segura de llegar a Estados Unidos.
La desinformación difundida en los países sudamericanos y centroamericanos sobre las nuevas políticas migratorias de Estados Unidos contribuyó a esta imparable estampida de inmigrantes no sólo de Venezuela sino también de otros países como Cuba, Colombia, Nicaragua y Haití.
Hubo mucha desinformación en Sudamérica y Centroamérica, diciendo a la gente que Estados Unidos tiene las fronteras abiertas, especialmente después de la elección del presidente Joe Biden. El Estatus de Protección Temporal (TPS) fue otorgado a los venezolanos que se encontraban en Estados Unidos el 8 de marzo del 2021 o antes. Esto les permitía trabajar y no ser deportados. Desafortunadamente, la gente tergiversó el TPS y a muchos venezolanos se les dijo que ahora podían ir a Estados Unidos, ser legales y conseguir un trabajo. Esa información fabricada realmente provocó que la gente viniera.
Por desgracia, son víctimas de la mafia de los coyotes y del tráfico de personas. Muchos están dispuestos a arriesgar sus vidas por mejores oportunidades para ellos y sus familias. Pero les han mentido y les han dicho que habría trabajo y protección después de cruzar la frontera de Estados Unidos.
Borderless Magazine: Si no tienen derecho al TPS, ¿qué otras opciones de estatus migratorio tienen los venezolanos que vienen aquí?
Ana Gil García: Los recién llegados tratarán de solicitar asilo. Esto podría funcionar para los venezolanos que vienen directamente de Venezuela, pero eso sólo representa un 20% de los venezolanos que llegan hoy. El resto viene de un tercer país, sobre todo de otros países latinoamericanos. Por cierto, una de las principales razones por las que están abandonando los países sudamericanos, donde solían vivir, es por los cambios en el panorama político en lugares como Perú, Chile, Argentina, Colombia y Brasil.
Según la Ley de Inmigración y Nacionalidadcuando vienes de un tercer país seguro que haya tramitado tu situación legal y en el que no corras riesgo de persecución, deberás permanecer en ese país. Estados Unidos no puede estar obligado a aceptar tu caso de asilo porque la persona ya residió legalmente en otro país. Colombia, por ejemplo, le ofrece a los venezolanos entre 10 y 14 años de protección. Así que, si intenta solicitar asilo en Estados Unidos después de haber vivido en Colombia, probablemente se lo denegarán.
Esto deja a muchos venezolanos indocumentados, sin buenas opciones para conseguir un estatus migratorio legal.
Borderless Magazine: Como cofundadora de la Alianza Venezolana de Illinois, has estado ayudando a los venezolanos recién llegados a Chicago. Describe lo que estás viendo aquí. ¿Qué están experimentando y qué necesitan en este momento?
Ana Gil García: Los venezolanos recién llegados a Chicago son diferentes a los que llegaron masivamente en el 2015. Ese grupo voló con visas legales, se quedó aquí y solicitó asilo político, mientras que el grupo reciente llegó por la frontera, caminando por el Tapón del Darién sin dinero ni pertenencias. Los venezolanos que llegaron a Chicago en el 2015 tenían parientes o amigos en Chicago que los apoyaron proporcionándoles vivienda, trabajo, información sobre educación y otras cosas. Lo contrario ocurre con los venezolanos recién llegados.
Sin embargo, los recién llegados están experimentando el apoyo incondicional de organizaciones y desconocidos que se preocupan mucho por ellos y por su bienestar. Deben ocurrir tres cosas de inmediato para transferirlos a la sociedad en general: emitir una autorización de trabajo para trabajar legalmente en Chicagolandia, reubicarlos en viviendas asequibles y crear un sistema coordinado para capacitarlos en el aprendizaje del inglés como segunda lengua, no como algo opcional sino como un proceso obligatorio para su transición a la normalidad. Es importante señalar que muchos de estos inmigrantes tienen un diploma de preparatoria y conocimientos técnicos.
Borderless Magazine: ¿Qué le gustaría a la Alianza Venezolana de Illinois que cambiara en la forma en que Estados Unidos trata a los inmigrantes venezolanos?
Ana Gil García: La Alianza nació en el 2016 en la sala de mi casa. Éramos sólo 16 personas y desayunamos en mi casa y tuvimos una lluvia de ideas sobre lo que queríamos hacer como comunidad. Entre ese grupo había venezolanos viejos que residían en Chicago y otros recién llegados. También había profesionistas, personas que eran ingenieros o médicos en su país pero que no podían ejercer en Estados Unidos porque no tenían las licencias o los títulos adecuados. Los resultados de tres reuniones consecutivas nos hicieron decidir hacer ayuda humanitaria para educar a la nueva comunidad, participar activamente en eventos cívicos e incidir políticamente. Por ejemplo, desde el 2017, la alianza ha enviado cinco toneladas de alimentos y medicinas a Venezuela. También nos hemos asociado con el Club Rotario de Cúcuta y el e-Club de Houston para enviar 1,500 pares de zapatos a los "caminantes", los migrantes venezolanos que caminan desde Colombia hacia Ecuador, Perú y Chile.
La Alianza Venezolana de Illinois ha organizado diferentes actividades para involucrar a la comunidad venezolana en Chicago. Desde fiestas navideñas hasta formación para conocer sus derechos, la Alianza ha tratado de ofrecer orientación y apoyo a la comunidad de más rápido crecimiento en el estado de Illinois. En algún momento, nos dimos cuenta de que teníamos que implicarnos más en el movimiento de la reforma migratoria. Durante más de cinco años, nos unimos a 75 organizaciones venezolanas en Estados Unidos para pedir al Congreso el TPS para los venezolanos, el cual fue firmado por el presidente Biden el 8 de marzo del 2021. Recientemente, co-firmamos la petición del parole humanitario ofrecido a 24,000 venezolanos que quisieran venir a este país legalmente bajo el patrocinio de un individuo o una organización.
Seguiremos luchando por una verdadera reforma de la inmigración en este país. Hay muchas personas que viven en el limbo, año tras año, sólo porque nunca se les da la oportunidad de convertirse en ciudadanos.
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