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Un artista recuerda a los migrantes que murieron en su viaje al Norte

Según le fue contado a 27 de octubre del 202223 de diciembre del 2022Arte y Cultura, Según le fue contado a , Trending

El artista de Arizona Álvaro Enciso ha pasado años de su vida dejando cruces en el desierto para los migrantes que murieron mientras viajaban a los Estados Unidos.

Max Herman para Borderless Magazine
Una cruz puesta en honor a Eusebio Luna Mar, que fue hallado muerto el 13 de octubre del 2005 en el Valle de Altar, al suroeste de Tucson, Arizona,11 de octubre del 2022. El pico Baboquivari se ve a lo lejos.
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El artista de Arizona Álvaro Enciso ha pasado años de su vida dejando cruces en el desierto para los migrantes que murieron mientras viajaban a los Estados Unidos.

Cada martes por la mañana, el artista Álvaro Enciso se adentra en el desierto del sur de Arizona para honrar a los migrantes que han perdido la vida en su viaje hacia el norte.

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Durante casi una década, Enciso y un grupo de voluntarios con sede en Tucson se han adentrado en el desierto en vehículos 4x4 para plantar cruces hechas a mano, pintadas en brillantes tonos de naranja, morado y verde, en los lugares donde murieron inmigrantes. Las cruces suelen llevar tapas de latas encontradas y puntos rojos de cerámica donados por otro artista.

Este inmigrante colombiano de 77 años ha colocado más de 1,400 cruces con hormigón de secado rápido. Algunas están a lo largo de autopistas de dos carriles, otras bajo árboles en lo profundo del desierto. Enciso llama a este proyecto "Donde Mueren los Sueños". 

Ron Kovatch y Álvaro Enciso dirigen un grupo a través del desierto de Sonora en el sur de Arizona después de colocar cruces el 9 de octubre del 2018. Max Herman para Borderless Magazine

Hasta julio del 2022, se han encontrado los restos de más de 3,900 migrantes en el desierto de Sonora de Arizona desde 1981. Y el número de muertes en el desierto de Arizona no ha disminuido significativamente en los últimos años. El grupo de Enciso, quien se abre paso por caminos de servicio no pavimentados, se adentra en las rocas deslavadas y, en ocasiones, se abre camino a través de arbustos espinosos, se propone dejar al menos tres cruces a la semana para los migrantes fallecidos utilizando los datos de la Iniciativa OpenGIS de Arizona para los migrantes fallecidos.

Es un trabajo difícil. "Se acumula, ¿sabes? Estás tratando con la muerte. Estás tratando con algo trágico, estás tratando con algo que no es bonito. Y te afecta, como al médico forense que ve cadáveres todo el día", dijo.

Piezas de arte creadas con latas desechadas encontradas en el desierto son vistas en el estudio de Enciso en el lado oeste de Tucson, Arizona, el 10 de octubre del 2022. Max Herman para Borderless Magazine

Ahora que Enciso ha desarrollado artritis en las rodillas, ya no puede ir a pie a algunos de los lugares más remotos por su cuenta. Por suerte, cuenta con voluntarios dedicados como Peter Lucero, que pueden ayudar al artista a atravesar el desierto. Dice que seguirá honrando a los migrantes de esta manera mientras pueda.

Borderless Magazine habló con Enciso sobre lo que le atrajo de las tierras fronterizas de Arizona, su propia historia de emigración y cómo su práctica artística cambió su modo de vida.

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Cuando se consulta la base de datos de migrantes fallecidos, no se ve mucho. Ves el nombre de la persona, si fue identificada, la edad, dónde se encontró el cuerpo, la fecha, la causa de la muerte si se pudo determinar, y cuándo se recogió el cuerpo. Así que las circunstancias de lo que ocurrió ahí, no estoy al tanto de esa información. Pero más o menos esa información es todo lo que necesito.

El arte consiste en hacer visible lo invisible. Así que la cruz es el aspecto visible: alguien murió aquí.

Varias pinturas y herramientas de artista cubren la mesa dentro del estudio casero de Álvaro Enciso en Tucson, Arizona, el 10 de octubre del 2022. Max Herman para Borderless Magazine

Me mudé aquí a Tucson en el 2011. Estaba viviendo en Nuevo México y un día vi un artículo en el periódico, en el Albuquerque Journal local, sobre un boxeador retirado de la Marina que también era predicador metodista. El artículo era sobre él cargando su camión y remolque con agua, suministros médicos y mantas y conduciendo a lo largo de toda la frontera ayudando a los migrantes, desde Texas hasta California.

En ese momento, intentaba relacionar mi propio viaje migratorio de hace muchos años con lo que está ocurriendo ahora, porque no es diferente de lo que ocurrió. Llevamos muchos, muchos, muchos años emigrando. Hoy en día es una noticia tan importante. Así que quería conectarme de alguna manera con esta nueva migración, porque soy uno de ellos.

El artista Álvaro Enciso en su estudio casero en el lado oeste de Tucson, Arizona, el 10 de octubre del 2022. Max Herman para Borderless Magazine

Vine aquí como migrante. Quiero explorar el sueño americano y cómo eso contribuye a la migración. Lo que te atrae aquí es la esperanza de que vas a encontrar todo lo que buscas. Y no siempre es así. Así que vine aquí con el predicador, vi la situación y, por primera vez, me enteré de que los migrantes estaban muriendo en el desierto. Porque en Nuevo México no suele aparecer en las noticias. No lo lees en los periódicos, es como gente "insignificante" que muere en el desierto.

Incluso la gente de Tucson no sabía dónde había muerto la gente. Sólo veían la lista de cuántas personas morían cada mes, más o menos. Pero realmente nunca habían ido a los sitios, no entendían todo el asunto.

Álvaro Enciso, a la derecha, discute con los voluntarios sobre los lugares donde colocarán las cruces para los migrantes en el desierto el 11 de octubre del 2022. Los voluntarios son, de izquierda a derecha, Peter Lucero, David Whitmer y Bryce Peterson. El grupo sale del vecindario de Armory Park de Tucson (Arizona) todos los martes por la mañana con vehículos propiedad de Tucson Samaritans, un grupo de ayuda humanitaria. Max Herman para Borderless Magazine

Así que me puse a ver ese mapa que tiene Humane Borders con todos los puntos rojos. Es un mapa con miles de puntos rojos. Ni siquiera puedes ver los detalles del mapa porque está cubierto de puntos rojos. Y había algo en los puntos rojos que me atraía porque estoy viendo un mapa y veo puntos rojos y esto es una obstrucción. El mapa no es el territorio real. El punto rojo es sólo una cosa en el mapa. Así que quería traer ese punto rojo, donde la tragedia real tuvo lugar, y marcar la ubicación de alguna manera para señalar con el dedo: Alguien murió aquí. Podríamos haberlo evitado. Y así es como empezó todo el asunto.

El sacrificio y el sueño americano

 

Al principio, era muy personal. Era mi forma de conectar con mi propia migración y, en cierto modo, de honrar el valor que supone dejarlo todo atrás. Dejas tu país, dejas tu idioma, dejas tu familia, dejas todo lo que conocías para venir aquí en busca de una forma de vida mejor.

Crecí en un pueblo llamado Villavicencio, en el centro de Colombia. Quería ir a la universidad. Me encantaba la literatura y estudiar todo tipo de cosas. Pero en Villavicencio, la universidad era para los ricos, las únicas personas que podían pagar la universidad. La única forma en que podía ir a la universidad era tratando de encontrar mi camino a los Estados Unidos. Pude conseguir una visa permanente para vivir aquí gracias a mi tía en que vive en Nueva York. Así que vine aquí para obtener una educación.

El artista Álvaro Enciso planta una cruz para un migrante que perdió la vida en el desierto de Sonora al sur de Ajo, Arizona, con la ayuda de Susannah Brown de Ajo Samaritans el 8 de mayo del 2018. Max Herman para Borderless MagazineMax Herman para Borderless Magazine

Fui muy ingenuo al pensar que simplemente aterrizaría aquí e iría, por ejemplo, a la Universidad de Columbia. Pero ni siquiera tenía los documentos que demostraran que había terminado la preparatoria. No tenía ni el idioma ni el dinero para pagarla. Me reclutaron en el ejército estadounidense, pero entonces vi una oportunidad. Estuve en Vietnam durante 14 meses y cumplí dos años de servicio militar. No iba a dejar que la Ley G.I. se desperdiciara, esta era la oportunidad que buscaba, este era mi boleto. Pude encontrar mi camino a la universidad. Por eso hablo de encontrar trozos del sueño americano, pero nunca de encontrarlo entero porque no creo que exista todo entero.

Álvaro Enciso, quien ahora tiene problemas para subir y bajar por terrenos escarpados a causa de la artritis en sus rodillas, se apoya en el hombro del veterano voluntario Peter Lucero el 11 de octubre del 2022 en el Valle de Altar, al suroeste de Tucson, Arizona. Lucero lleva más de tres años ayudando a Enciso en sus viajes semanales. Max Herman para Borderless Magazine

El sueño americano nunca fue pensado para los nativos americanos, los mexicanos, los negros, los chinos. El sueño americano no es para ellos. No cumplen el perfil que tenemos aquí. No los queremos. Así que ahí empecé a pensar más en la gente que muere en vano, la gente que muere por un sueño que quizá no existe. Poner cruces en el desierto es una forma de lidiar con mi propia identidad y con el hecho de vivir en dos culturas. Se trata de la dislocación que se produce cuando te preguntas a quién perteneces. ¿Y cómo negocias tu propia existencia y tu propia vida en dos lenguas y dos culturas?

Marcar las pérdidas y contar las bendiciones

 

Cuando voy a poner una cruz, es una oportunidad para conectar con mis propias pérdidas en mi propia vida. Cada vez que voy ahí, pienso en mi abuela que me crió y que murió. Mis padres, mi padre al que nunca conocí, pero que también está muerto y mi madre que está muerta y todas mis desgracias románticas, también son pérdidas. Todo eso forma parte de lo que uno es. Así que cada vez que voy a poner una cruz, traigo todas mis, como dicen los nativos americanos, todas mis relaciones. Traes todas tus experiencias y todos tus amores y todos los duelos a estos lugares y haces el duelo ahí.

El sol sale detrás de una cruz hecha por el artista Álvaro Enciso el 6 de febrero del 2018. La cruz marca el lugar donde dos migrantes fueron encontrados muertos en un depósito de agua al noroeste de Tucson, Arizona. Max Herman para Borderless Magazine

Así que los martes es el día en que voy a la iglesia. Es el día en el que expío, el día en el que me aflijo, y el día en el que hago algo por un desconocido al que nunca conocí. Pero lo considero parte de mi vida, porque voy al lugar donde alguien murió y marco ese lugar. Y ese desierto tendrá un monumento para él o ella que estará ahí durante muchos años.

Este proyecto mío me ha dado más de lo que yo he dado al proyecto. El retorno ha sido mayor. Me ha convertido en una mejor persona. Tengo más empatía, tengo más compasión, presto atención a las cosas, escucho a la gente. Ese tipo de cosas que antes no se me daban bien.

Estoy honrando a alguien cada vez que voy ahí y pongo un marcador para alguien que decidió hacer el viaje sabiendo de antemano el riesgo. Y eso, para mí, es un acto de valor.

Las fotos de este reportaje fueron tomadas entre febrero del 2018 y octubre del 2022.

Para saber más sobre el trabajo de Enciso, síguelo en Instagram.

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