La banda de Chicago Quinto Imperio, cuyos integrantes crecieron en un barrio predominantemente inmigrante, nunca ha dejado de apoyar a su comunidad mientras persigue sus sueños, incluso durante la pandemia.
La banda latina alternativa Quinto Imperio fue fundada oficialmente en Chicago, pero su historia comienza en México.
Al crecer en la Ciudad de México, los hermanos Hugo, Edy y Fredy Domínguez siempre soñaron con formar una banda. De niños, usaban cualquier cosa que imitara un instrumento, como usar una raqueta de tenis de juguete como si fuera una guitarra, o una escoba como soporte de micrófono. Muchas veces se la pasaban tocando por toda la casa, imaginando que eran famosos y tocaban en un gran escenario.
En 1998, Hugo y Fredy —quienes entonces tenían 9 y 5 años de edad, respectivamente— se mudaron a los Estados Unidos con Marciano, su papá, para buscar oportunidades económicas y reunirse con su mamá. Edy, quien entonces tenía 13 años, formaba parte de una banda musical infantil en México y luego se unió a su familia el año 2000, cuando tenía 15 años.
Cinco años más tarde, nació Quinto Imperio, que incluye a la vocalista Adriana Velázquez, a MC y al tecladista Quintiliano Ríos (cuyo nombre artístico es Kin-T). El nombre de la banda hace alusión a su lugar en el linaje de los músicos familiares: Quinto Imperio es la quinta banda en la historia de la familia Domínguez.
Quinto Imperio comparte más que música. Todos sus integrantes son inmigrantes y no lo olvidan. Cuatro de ellos están actualmente protegidos por el programa de acción diferida para los llegados en la infancia (DACA, por sus siglas en inglés), pero durante muchos años no lo estuvieron. Se aseguran de honrar sus historias no sólo a través de su música, sino también mediante la organización dentro de sus comunidades. En la última década a través de su activismo, han ayudado a desestigmatizar las narrativas de los inmigrantes.
Borderless habló con Edy, Hugo, Marciano y Kin-T sobre su trayectoria como músicos y cómo es que la pandemia ha sido para ellos tanto un desafío como una bendición.
Edy: Nuestra banda es una realidad gracias a un programa comunitario en el barrio de Las Empacadoras. Nos hicimos miembros de la iglesia Santa Cruz-Inmaculado Corazón de María, que tiene un conjunto de marimba para jóvenes. Ahí es donde conocimos a Kin-T y a Adriana. Una vez que se integraron a Quinto Imperio, empezaron a aprender a tocar como grupo y a experimentar con la música mientras compartían una historia que tenemos común: emigramos a los Estados Unidos. Esa historia nos ha mantenido unidos.
Hugo: A través de nuestra música hemos podido representar al movimiento por los derechos de los inmigrantes y a nuestra comunidad. Las Empacadoras es una comunidad predominantemente inmigrante. Nuestro papá nos convenció de involucrarnos más en el comité de la iglesia que proveía recursos para los inmigrantes.
Marciano: Vivíamos en un barrio difícil y encontré una gran oportunidad para que se mantuvieran alejados de las actividades negativas en las calles y se mantuvieran seguros y concentrados.
La música, las letras y los eventos, todo, ha sido para la comunidad.
Edy: Kin-T (Quintiliano), Adriana y yo participamos en la defensa de la reforma migratoria y del “Dream Act”. La marcha pro reforma migratoria fue en 2010. Organizamos a nuestra comunidad y llevamos a 150 personas a la marcha pro reforma migratoria realizada en Washington, D.C. Luego nos unimos a una red nacional de jóvenes indocumentados a través de la Liga de Justicia Juvenil para Inmigrantes local y en julio, asistimos a la “graduación de soñadores” anual, realizada en Washington, D.C. Durante ese evento también hubo una acción de desobediencia civil en el Senado. Veinte estudiantes indocumentados y yo nos manifestamos dentro del Senado y fuimos arrestados. Fue la segunda acción de desobediencia civil dirigida y realizada por los mismos indocumentados. Como banda, lanzamos la canción “Crónica Inmigrante”, para apoyar a los inmigrantes indocumentados.
Marciano: Habla de dejar todo en casa y tratar de encontrarlo aquí. Adriana y Kin-T también comparten un poco sobre sus historias. La canción mostró quiénes son: que no son criminales como la nación retrata a los inmigrantes, que vinieron aquí para mejorar la economía y trabajar como profesionales.
El mensaje y la historia de la canción se alinearon muy bien con varias organizaciones y corporaciones, como Pilsen Neighbors, la Coalición de Illinois por los Derechos de Inmigrantes y Refugiados y con la empresa de medios Univision. Muchos se acercaron a colaborar con la banda para elevar la narrativa “indocumentados sin miedo”.
Edy: En 2012, informamos a la gente sobre DACA y les ayudamos con sus solicitudes. Ayudamos a todos los demás, que nosotros nos olvidamos de solicitar. Ese mismo año, Hugo también decidió correr en el Maratón de Chicago para recaudar fondos para la caridad de la iglesia, usando una playera que decía “Corremos por estudiantes indocumentados”. Esto llevó a la banda a establecer Dreamers and Allies Run, una beca para estudiantes universitarios indocumentados. Hemos recaudado más de $100,000.
Marciano: La beca vende millas a los donantes. Por ejemplo, un maratón fue de 26.2 millas. Así que cada corredor tiene que recaudar al menos $676 pero varios recaudan más. Cada año podemos obtener más fondos conforme más personas participan en el maratón. Finalmente todos los de Quinto Imperio también empezaron a correr.
Hugo: Siendo artistas, es importante traer fondos de vuelta para que se inviertan en Las Empacadoras.
Edy: Sentimos que el barrio de Las Empacadoras estaba descuidado. Las organizaciones locales ubicadas en el barrio no estaban ayudando. Por herencia somos soñadores, pero por otro lado, nos gusta perseguir nuestros sueños. No estamos esperando a que algo suceda o que se nos regale.
Cuando entramos en un concurso para participar en el Ruido Fest, ganamos porque la comunidad de Las Empacadoras votó por nosotros y nos puso en la cima. Resulta que el barrio se enamoró de nosotros de la misma manera que nosotros del barrio.
Kin-T: Estábamos levantando vuelo después de tocar en el Ruido Fest durante dos años seguidos. Pero con la pandemia, hemos perdido conciertos y la oportunidad de actuar. Así que necesitábamos averiguar qué hacer después.
Se trata de adaptarse a los desafíos. Como indocumentado, necesitas aprender a encontrar recursos y conexiones. Ser una banda independiente es casi lo mismo. Realmente confiamos en nuestro talento. Tenemos que confiar el uno en el otro y empujarnos mutuamente.
Tenemos que trabajar en un disco para que cuando estemos listos, tengamos cosas que compartir. Estamos escribiendo canciones y algunas de ellas hablan de lo que está sucediendo en este momento. Hay una canción que estamos por estrenar, que habla sobre ser feliz… y es difícil ser feliz durante esta pandemia.
Edy: Hemos tenido muchos obstáculos y dolores emocionales. Una de las cosas que más disfruto es ensayar y hacer música. Pasamos de eso a no vernos durante meses. Para mí, eso fue muy difícil. La única cosa en la que me apoyaba, me fue arrebatada.
Los estudios de grabación se cerraron, así que ni siquiera pudimos sacar el disco en el que estábamos trabajando. Teníamos que ser creativos. En algún momento estábamos haciendo conciertos virtuales y grabando video y audio desde casa. Fue una experiencia de aprendizaje. Fredy y yo arreglamos nuestro apartamento como un estudio improvisado para grabar, mezclar y masterizar. Tomamos clases en línea y estoy muy orgulloso porque los sonidos salen muy bien.
Este sencillo que estamos lanzando es solo una muestra de lo que está por venir. “Pan Dulce”, es una versión de una canción de Carla Morrison; la voz de Adriana está más presente y le dimos un toque de cumbia. Ya la hemos tocado antes en vivo y finalmente nos pusimos a grabarla, así que estamos muy emocionados de compartirla.
Kin-T: El objetivo a largo plazo como Quinto Imperio es ganar en los Grammy. Pero parte de los objetivos de ser una banda independiente es mantener las conexiones y ser accesibles.
La educación es una gran parte de nuestra misión. En un mundo ideal, un mundo más allá de las fronteras, apoyaremos a los jóvenes para que obtengan su educación. Después de que todos obtengan su ciudadanía y desmantelen ICE, el acceso a la educación se abrirá para ellos.
Queremos llegar a un lugar donde la gente no tenga que resistir como respuesta a sobrevivir, donde la gente tenga lo que necesita.
Edy: We want a world where people are resilient because they actually have a chance to reach the stars, and all you have to worry about is reaching that.
One of the things that this pandemic has taught me is that if I want to do something I have to do it now and not wait until tomorrow. As a band, we also have to not be afraid to reach for the stars. Right now, just shoot for it!
The only way we’ll be able to successfully fight for immigrant rights is if we keep on occupying space and continue to do those beautiful things that we do as a community and as individuals. It is okay to feel sad and discouraged at times, but we cannot let that stop us.
Edy: Queremos un mundo donde las personas sean resilientes porque realmente tienen la oportunidad de alcanzar las estrellas y lo único en lo que tengan que preocuparse sea lograrlo.
Una de las cosas que me ha enseñado esta pandemia, es que si quiero hacer algo tengo que hacerlo ahora y no esperar hasta mañana. Como banda, también tenemos que dejar de temer alcanzar las estrellas. Ahora, es solo hacerlo.
La única manera en la que podemos luchar exitosamente por los derechos de los inmigrantes es si seguimos ocupando el espacio y seguimos haciendo esas cosas hermosas que hacemos como comunidad y como individuos. Está bien sentirse triste y desanimado a veces, pero no podemos dejar que eso nos detenga.
Este artículo, publicado originalmente en inglés por Borderless Magazine, está traducido por Gisela Orozco gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).
Este artículo forma parte de la serie “Resiliencia que inspira”, de Brian Herrera, becario de CatchLight Local. El proyecto ilustra historias de éxitos, desafíos y resiliencia durante la crisis de salud pública de COVID-19 compartida por miembros de la comunidad de inmigrantes indocumentados en Chicago, Illinois.
Esta historia fue producida en asociación con CatchLight Local y el Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN) y es parte de nuestra serie Mi barrio me respalda, una serie bilingüe que tendrá un mes de duración reportada por, para y con latinxs de Chicago.