La batalla legal por el desalojo ocurre mientras migrantes en Chicago enfrentan una triple crisis: falta de vivienda, inseguridad alimentaria y un aumento en las deportaciones bajo la administración Trump.
Cuando Yusmary* fue invitada por primera vez al 'Orfanato', ella pensó que finalmente había encontró un lugar seguro para reconstruir su vida.
'El Orfanato', un apodo del antiguo centro comunitario de una iglesia en el vecindario de Bridgeport, en Chicago, mostraba signos de deterioro, pero tenía una cocina, dormitorios y duchas accesibles– comodidas que no tenia en el refugio para inmigrantes, aborrotado y administrado por la ciudad, donde ella se alojaba junto a su esposo y sus tres hijos en el área cercana de Pilsen. En su momento más crítico , ese antiguo almacén convertido en refugio en Pilsen albergó a más de dos mil migrantes, una fracción de los más de 51.000 migrantes que han llegado a Chicago desde la frontera desde agosto de 2022.
A Yusmary le costaba dormir en el refugio de Pilsen y temía por el bienestar de su familia. Una investigación publicada en diciembre de 2023 por Borderless reveló que el refugio tenía temperaturas gélidas, baños en malas condiciones y comida que, según testimonios de inmigrantes, en ocasiones estaba en mal estado. También se reportó la rápida propagación de enfermedades como la varicela y la gripe. Apenas unos días después de que Borderless publicara su investigación en 2023, un niño de cinco años del refugio se enfermó y falleció.
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“Uno vivía enfermo,” dijo Yusmary del refugio administrado por la ciudad.
Pero dijo que todo cambió cuando conoció a una voluntaria de ayuda mutua afuera del refugio de Pilsen. Ella la invitó a visitar 'El Orfanato', un espacio donde podría ducharse y comer.
Yusmary vio de inmediato el potencial del lugar y preguntó si podía empezar a cocinar comida venezolana casera para otros migrantes como ella. Su objetivo era ofrecerles un sabor de hogar y una alternativa a la comida que se distribuía en los refugios de la ciudad. Así nació El Comedor Comunitario.

Chicago tiene una larga historia de trabajo de ayuda mutua en apoyo a los inmigrantes. Durante la pandemia de COVID-19 y el aumento en la llegada de autobuses con migrantes desde Texas,estas redes comunitarias fueron clave para llenar vacíos críticos en la asistencia gubernamental y organizaciones de caridad, conectando a las personas con alimentos, ropa y vivienda.
El Comedor se destacó entre muchos esfuerzos de ayuda mutua como un comedor comunitario creado y dirigido por inmigrantes. En su momento más crítico, El Comedor ofrecía comidas calientes gratuitas a los migrantes y a los necesitados dos veces por semana, entregaba ropa gratis y brindaba un espacio seguro donde los niños de familias inmigrantes podían jugar. Además, el grupo autoorganizado proporcionó alojamiento gratuito a inmigrantes en medio de la peor crisis de personas sin hogar que ha vivido Chicago en la última década.
Sin embargo, la venta de la Primera Iglesia Luterana de la Trinidad, donde esta 'El Orfanato', ha puesto todo en peligro.
Los inmigrantes involucrados con El Comedor le dijeron a Borderless que en marzo se les pidió que abandonaran el edificio. Aunque sabían que el inmueble había sido vendido, no esperaban que tuvieran que irse tan rápidamente.
“ Iba a llegar un momento que teníamos que desalojar”, dijo Linares*, una de las cocineras que pidió ser identificada solo por su apellido, en entrevista con Borderless. "Osea, esto fue repentino".
El desalojo ocurre en un momento crítico, cuando decenas de miles de inmigrantes que han llegado a Chicago en los últimos tres años enfrentan una triple crisis: falta de vivienda, inseguridad alimentaria y un aumento en las deportaciones bajo el gobierno del presidente Donald Trump.

El Sabor de Comida Casera
El Comedor nació en medio de otra crisis. En octubre de 2023, cerca de 4.000 migrantes enviados en autobuses a Chicago bajo la llamada 'Operación Estrella Solitaria' dormían en los vestíbulos de comisarías por toda la ciudad. La iniciativa, impulsada por el gobernador de Texas, Greg Abbott, buscaba presionar al gobierno federal para endurecer sus políticas migratorias.
"Fuimos los primeros en abrir nuestras puertas a los inmigrantes, y todavía siguen llegando. No los hemos rechazado", dijo el superintendente de la Policía de Chicago, Larry Snelling, al Associated Press el 17 de octubre de 2023. "Pero necesitamos que otros también den un paso al frente, porque la responsabilidad de albergarlos ha recaído únicamente en el departamento de policía."
En aquel momento, voluntarios y grupos de ayuda mutua ya trabajaban con migrantes, brindando atención médica urgente y repartiendo sacos de dormir y bocadillos. 'El Orfanato' se convirtió en un punto clave para muchas de estas iniciativas. Midwest Books to Prisoners, una organización sin fines de lucro que envía literatura a presos en todo el país, trabajaban en el edificio, y otros grupos organizaban regularmente conciertos y actos comunitarios. Una vez que Yusmary se puso en contacto con 'El Orfanato', los miembros de la comunidad se ofrecieron a proporcionar los ingredientes necesarios para las comidas del comedor.
Dependiendo de los ingredientes que les dieran, cocinaban arepas -un pan plano muy popular en Venezuela echo a base de harina de maíz precocida- rellenas de queso, caraotas negras o pollo. En una enorme taza de metal, preparan ensalada de payaso, con remolacha, tomate, cebolla y zanahoria. Otras veces, preparan leche de plátano o sopa de pollo.
La noticia de la cocina comunitaria se extendió rápidamente entre los inmigrantes de Chicago, la mayoría procedentes de Venezuela y buscando comida que les recordara a su hogar. Algunos se alojaban en albergues municipales, como el de Pilsen, que se crearon para sacar a los inmigrantes de las comisarías.
El Comedor les daba de comer los martes y sábados en mesas plegables en la sala principal del centro comunitario. A medida que la ciudad trasladaba a los inmigrantes de las comisarías a los refugios gestionados por la ciudad para apartamentos subvencionados o refugios para personas sin hogar. 'El Orfanato' también empezó a actuar como albergue para migrantes. Algunos inmigrantes consiguieron permisos de trabajo, otros no. Muchos luchaban por conseguir los sueldos regulares necesarios para alquilar un apartamento en Chicago. Así que mientras trabajaban, solicitaban asilo y buscaban un lugar donde vivir, 'El Orfanato' les daba un hogar estable.
"No tan fácil trabajar aquí ", dijo Yusmary. "Uno tiene la fe, uno sale, uno busca, pero sin papeles es muy difícil conseguir trabajo. Y hay veces que sí consigues, pero es muy, muy complicado".
Con la elección del presidente Trump y las amenazas de deportaciones masivas,El Comedor pasó por otro cambio. Muchos migrantes temían salir a la calle, por lo que el programa de alimentación se redujo. Comenzaron a preparar comidas en cajas, para que los inmigrantes pudieran comer donde quiera que vivieran. Además, fueron contratados por un grupo de ayuda mutua para cocinar alimentos que se distribuyeron en los frigoríficos comunitarios.

Atrapados Entre la Espada y la Pared
Mientras El Comedor evolucionaba, las cosas también cambiaban en "El Orfanato".
La propiedad de la Primera Iglesia Luterana de la Trinidad se vendió en junio de 2024 al promotor Howard Mui por $1,1 millones. Poco después, el abogado de Mui envió un aviso de 30 días a quienes vivían en la propiedad para que la abandonaran antes del 1 de agosto de 2024.
Los registros judiciales de desalojo muestran que un agente de Windy City Process Serving entregó con éxito un aviso de 30 días a 'Jeremy Hammond' (sic) el 27 de junio de 2024. Otros documentos presentados al tribunal por el abogado de Mui muestran un 'Acuerdo de Espacio Compartido de Trabajo' entre Jason Hammond de Midwest Books to Prisoners y Thomas Gaulke de la Primera Iglesia Luterana de la Trinidad para que la organización sin fines de lucro utilizara el antiguo espacio de la iglesia. Sin embargo, Gaulke negó haber firmado el acuerdo en una conversación con un representante de la iglesia, según una certificación notarial del representante en los expedientes judiciales. Gaulke no respondió a las solicitudes de comentarios de Borderless, y Hammond se negó a proveer declaraciones para este reportaje.
Después de que los residentes no desalojaran, el abogado de Mui, Nicholas Frenzel, presentó una demanda ante el tribunal de desalojo el 2 de agosto de 2024, solicitando la posesión del edificio. Frenzel no respondió a las solicitudes por un comentario.
El proceso judicial de desalojo ha sido confuso para los migrantes del comedor, que no están familiarizados con el sistema judicial estadounidense y en su mayoría no hablan inglés. Los inmigrantes le contaron a Borderless que no supieron nada del caso de desalojo en curso hasta que el mismo agente judicial regresó el 27 de enero de 2025 y entregó una citación judicial a uno de los inmigrantes, que se la pasó a Hammond.
Migrantes le dijeron a Borderless que esperaban quedarse en el edificio hasta agosto de 2025, ya que, según les informaron, ese era el plazo del contrato de arrendamiento del propietario anterior. Aunque el proceso de desalojo aún no ha concluido, el juez confirmó a Borderless que están cerca de alcanzar un acuerdo. Los detalles del acuerdo propuesto no se han hecho públicos, pero se anticipa que el desalojo seguirá adelante. El Comedor pronto deberá encontrar un nuevo lugar donde vivir y continuar cocinando para quienes más lo necesitan.
"No hay garantía de nada"
En medio de la incertidumbre en El Comedor y las crecientes amenazas de deportación bajo la administración Trump, Yusmary se pregunta si ella y su familia podrán seguir en Chicago.
"Es algo que creo que del 100% de venezolanos que han llegado a Estados Unidos, del 90% quieren regresar", dijo Yusmary. La noticia de que venezolanos fueron detenidos por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y subidos a un avión rumbo a El Salvador la impactó profundamente, contó Yusmary.
"Ni de chiste me quiero quedar aquí en Estados Unidos, y ahora menos con esta situación", dijo Yusmary. "Nosotros no sabemos el día de mañana a qué país nos vayan a enviar, qué ocurrencias se le pasa por la mente a este señor presidente de decir: Los venezolanos en este momento somos como objetivo militar para Donald Trump. Entonces, ¿qué va a pasar mañana?"
Yusmary tenía un pequeño negocio en Venezuela de venta de útiles escolares. Huyó del país cuando su negocio llegó a su fin, y se enfrentó a extorsiones en medio de la crisis sociopolítica de Venezuela. Pero afirma que está dispuesta a arriesgarse a salir perjudicada si regresa a Venezuela debido al actual cambio político de Estados Unidos.
"No hay garantía de nada en este momento", dijo Yusmary, que solicitó un permiso de trabajo y asilo, pero aún no ha recibido ninguno de los dos. "Digo que casi todos los pensamientos es tratar de hacer algo de dinero, reunir por lo menos lo que gastamos viniendo y devolvernos a Venezuela".
Su compañera del comedor, Linares, ha conseguido un permiso de trabajo. Pero Linares, policía en Venezuela antes de venir a Chicago con su pareja, dice que ella también está pensando en regresarse.
Linares cuenta que ambas trataban de salir adelante: trabajaban juntas hasta las tres de la madrugada, mientras ella además tenía un segundo empleo en una fábrica de manualidades, donde elaboraban tazas y cuadernos personalizados. La meta de ambas era enviar dinero a su familia en Venezuela.
Ahora, sus sueños están destrozados.
"Nos estrellamos contra una pared", dijo Linares.

Una encuesta de 2024 realizada por NORC en la Universidad de Chicago reveló que los residentes de Chicago son más propensos a apoyar la reducción de la inmigración y a favor de la deportación de inmigrantes indocumentados, en comparación al resto de los estadounidenses.
La misma encuesta reveló que la mitad de los habitantes de Chicago consideran que la ciudad no está haciendo un buen trabajo en atender las necesidades de los inmigrantes, especialmente en lo relacionado con vivienda y búsqueda de trabajo. Dos años y medio después de que los autobuses con migrantes comenzaran a llegar a Chicago, los miembros de la comunidad siguen dando un paso al frente para suplir las carencias.
La noche del 1 de mayo, una multitud se reunió en un bar nocturno de Logan Square para disfrutar de un concierto promocionado como 'La principal experiencia de rock y roll antifascista de Chicago'. Un bar local de aficionados del FC St. Pauli, equipo de fútbol alemán, organizó una noche de música y rifas para recaudar fondos a favor de El Comedor. Los migrantes siguen recolectando donativos a través de su cuenta de Venmo @comedor-comunitario-chicago, con la esperanza de recaudar lo suficiente para encontrar un nuevo hogar.
"Somos un grupo de personas al azar que nos reunimos para ver el fútbol de un equipo alemán, pero nos unimos porque compartimos valores", dijo el organizador del evento, Brad Thomson. "Estamos aquí para defender no solo a los migrantes recién llegados de Centroamérica, sino también de Sudamérica y otras regiones".


A pesar de las dificultades, los migrantes de El Comedor continúan luchando por su comunidad, mientras que la comunidad sigue luchando por ellos.
Le dijeron a Borderless que quieren seguir recordándole a los residentes de Chicago el auténtico 'sazón' de Venezuela.
"Así fue donde empezó", dice Yusmary. "Hacíamos de todo. Pero al sazón de nosotros".
*Borderless no utiliza los nombres completos de los migrantes implicados en El Comedor a petición de ellos y por razones de seguridad.
Hecho con la colaboración de Oscar Gómez.

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