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Juez federal aprueba acuerdo de 12 millones de dólares por la implosión fallida de Hilco

A pesar del acuerdo, los habitantes de La Villita siguen preocupados por las consecuencias de salud a largo plazo tras la implosión y por los camiones de diésel procedentes del nuevo almacén.

Camilla Forte para Borderless Magazine
Alexandra Pérez, de 48 años, posa frente a la vía férrea que separa su barrio del lugar de la implosión de Hilco. Pérez, quien presentó una queja, vive a una cuadra de donde se produjo la implosión fallida de la chimenea en abril de 2020.

A pesar del acuerdo, los habitantes de La Villita siguen preocupados por las consecuencias de salud a largo plazo tras la implosión y por los camiones de diésel procedentes del nuevo almacén.

Algunos residentes de La Villita (Little Village, en inglés) pueden esperar recibir parte de un acuerdo de 12.25 millones de dólares por los daños causados por la implosión de Crawford Coal, después de que un juez federal aprobara el lunes un acuerdo definitivo. 

El acuerdo es resultado de la demanda colectiva federal contra Hilco Redevelopment poco después de la implosión de 2020. En la demanda se argumenta que Hilco, que llevó a cabo la implosión de la chimenea de la central de carbón, emitió un peligroso cúmulo de escombros y partículas al vecindario y mostró una flagrante indiferencia por la seguridad de la comunidad.

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Los residentes elegibles tenían hasta el 26 de febrero para objetar y hasta el 26 de marzo para presentar su reclamo para recibir pagos en efectivo de entre 200 y 400 dólares.

No se presentaron objeciones formales contra el acuerdo, pero dos personas hablaron ante el juez durante la audiencia. Elizabeth Rodríguez dijo que vivía justo fuera de la zona geográfica del acuerdo e instó al juez a modificar los límites para poder aplicar al pago del acuerdo. Afirmó que su marido padecía Covid-19 en el momento de la implosión y que sigue teniendo problemas respiratorios.

El otro orador expresó su preocupación por la cantidad de actividades de divulgación realizadas para informar a los numerosos residentes del barrio que no hablan inglés.

El abogado Scott Rauscher continuó explicando los esfuerzos realizados para informar y ayudar a los residentes de La Villita a presentar el reclamo, incluido el envío por correo de formularios, la organización de eventos y la colocación de folletos en los domicilios. 

El juez dio la aprobación final tal cual. Los demandantes que cumplan los requisitos recibirán el pago a finales de junio, según el sitio web del acuerdo.

Tras la vista, Kim Wasserman, directora ejecutiva de la Organización de Justicia Medioambiental de Little Village (LVEJO), subrayó que el acuerdo se queda corto. Instó a la publicación del informe del inspector general y exigió una mayor responsabilidad por parte del ayuntamiento. "Nuestra comunidad merece recuperarse", afirmó.

La planta de carbón fue considerada en su día un símbolo de prosperidad económica para la comunidad. Sin embargo, su estatus cambió al ser conocida por los residentes como una fuente de riesgos medioambientales y sanitarios para las zonas aledañas.  

En 2012, la planta de carbón cerró tras años de activismo por parte de los residentes. Seis años después, la ciudad aprobó el plan de Hilco para construir un almacén Target en su lugar. Los residentes siguieron oponiéndose, preocupados por el tráfico de camiones que usan diésel, lo cual aumentaría los riesgos para la salud y el medio ambiente. 

Un análisis de The Guardian del año pasado concluía que los lados Sur y Oeste de Chicago – zonas de la ciudad con mayor población negra e hispana – estaban entre los peores lugares del país para vivir por la contaminación atmosférica.

En el fin de semana de Pascua de 2020, los residentes de La Villita se sobresaltaron al ver sus barrios envueltos en polvo. Las partículas procedían de la implosión de una vieja chimenea de la planta de carbón Crawford. 

"Fue una experiencia extracorpórea", dijo Alexandra Pérez, una residente que presentó reclamación. "Estábamos paniqueándonos porque no sabías lo que estaba pasando. Supongo que nunca estás preparado para situaciones así".

Captura de pantalla de un vídeo de la implosión de abril de 2020Cortesía de Alejandro Reyes

Edith Tovar, organizadora de LVEJO, dijo que, cuatro años después, sigue escuchando historias de residentes con problemas de salud, que algunos siguen padeciendo y que comenzaron durante la implosión, como tos persistente.

Irma Morales, residente en La Villita, declaró que la implosión, que se llevó a cabo a principios de la pandemia de COVID-19, aumentó su ansiedad, dejándola con dolores de cabeza que persistieron durante meses. Morales también presentó una reclamación.

A raíz de la implosión, el inspector general de la ciudad investigó la acción fallida. Según el informe filtrado de 2022, la "negligencia e incompetencia" de la ciudad permitió que el polvo envolviera el barrio. Los funcionarios municipales conocían el impacto "cataclísmico" de la implosión de una central de carbón cercana, pero no la detuvieron. La ciudad no ha hecho público oficialmente el informe a pesar de las peticiones de los residentes para que se publique.

Morales y Pérez presentaron reclamos y podrían recibir un pago del acuerdo en verano. Aún así, dicen saber que los problemas medioambientales y la falta de participación de la gente en las urbanizaciones cercanas siguen afectando a su comunidad.

Con el fin del pleito contra Hilco, Pérez dice que parece que por fin se cierra ese capítulo, pero los problemas derivados del emplazamiento continúan. "Cada vez que ponemos una venda a uno de los problemas de La Villita, parece que aparece otra herida abierta", afirma.

En lugar de la planta de carbón ahora hay un centro de distribución de Target. Algunos residentes están consternados por la instalación y dicen que es un recordatorio constante de cómo los promotores y la ciudad ignoraron los deseos y necesidades de la comunidad. Morales ha considerado la posibilidad de mudarse de La Villita, argumentando que los residentes del barrio aún no tienen suficiente voz sobre lo que se construye cerca de sus casas y que la ciudad no toma en serio sus preocupaciones cuando considera nuevos desarrollos en el barrio.

El centro de flujo Target en 3501 South Pulaski Road, construido en el antiguo emplazamiento de la implosión de Hilco, es visible desde el barrio de Little Village el 19 de abril de 2024.Camilla Forte para Borderless Magazine

Aunque el almacén ha traído plazas de trabajo al barrio de Southwest Side y es la mayor instalación industrial de la ciudad con certificación LEED, algunos residentes afirman que la urbanización ha empeorado el tráfico de camiones pesados. 

El año pasado, Target añadió a la zona un almacén de flotas. Muchos vecinos también se opusieron a la ampliación, preocupados por el aumento de la contaminación provocada por los camiones que pasan por delante de sus casas. Según datos sobre justicia ambiental recogidos por la EPAel barrio registra niveles de contaminación por partículas de diésel superiores al percentil 90 del país.

LVEJO y los líderes de la comunidad se asociaron para recopilar datos de camiones diésel en intersecciones de Chicago conocidas por su actividad camionera. Encontraron que las intersecciones cercanas al almacén tienen algunos de los recuentos de camiones más altos de las 35 intersecciones estudiadas, con 5.000 camiones registrados en una intersección al sur de las instalaciones, en Archer Heights.

Pérez, que creció en La Villita y ahora cría a sus tres hijos, quiere más transparencia y compromiso comunitario por parte de los funcionarios municipales y las empresas que llegan a sus barrios. 

"No me veo en otro lugar de la ciudad, para ser sincera, que en Little Village", dijo. "Espero que mis hijos se queden en Little Village y sigan luchando por lo que es nuestra comunidad".

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